El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) conmemoró este fin de semana sus 44 años de fundación, un aniversario que se celebró con una participación modesta de simpatizantes. El FMLN, que nació en 1980 como un grupo armado durante la guerra civil salvadoreña, se constituyó como partido político tras los Acuerdos de Paz en 1992.
Sin embargo, cuatro décadas después, enfrenta una profunda crisis interna que pone en duda su relevancia en la política actual.
La derrota contundente en las últimas elecciones dejó al FMLN prácticamente fuera del panorama político, en Asamblea Legislativa sin una figura de liderazgo clara que atraiga a nuevos seguidores.
Incluso entre los simpatizantes que asistieron a la celebración, el sentimiento generalizado es que el partido necesita un cambio drástico si pretende sobrevivir en el actual clima político dominado por la administración del Presidente Nayib Bukele.
Manuel Flores, quien asumió la secretaría general del FMLN hace dos meses, insiste en que el partido está trabajando en un «reacomodamiento estratégico».
Sin embargo, ha descartado cualquier posibilidad de modificar la ideología o los principios que han marcado al FMLN desde su fundación. Esta postura ha generado críticas dentro y fuera del partido, ya que muchos consideran que el FMLN se ha quedado atrapado en el pasado, incapaz de conectar con las necesidades y demandas de la sociedad salvadoreña contemporánea.
La falta de autocrítica sobre los errores del pasado, sumada a la pérdida masiva de votantes, especialmente entre las nuevas generaciones, plantea un desafío insuperable para un partido que parece estar cada vez más desconectado de la realidad nacional.