Escrito por Marvin Aguilar
Patrick Crusius es el responsable de matar a 22 y herir a otras 26 en un supermercado de la ciudad de El Paso. ¿Su argumento para este crimen de odio? Detener la «invasión» hispana en Texas.
La responsabilidad de presidente Donald Trump en este crimen resultado de su discurso xenófobo que repite y advierte sobre la invasión de los hispanos en los EE.UU. es cuando menos moral y política. Leyendo el manifiesto del responsable de la matanza está clara la influencia de esa ideología anti inmigrante que el mandatario estadounidense de manera irresponsable ha expandido dentro de sus bases.
Cuando menos desde 2018 los tweet y mítines del presidente Trump estaban relacionados a detener la invasión de los mexicanos y las caravanas de centroamericanos contra EE.UU. luego de perpetuado el ataque del supremacista en El Paso, el presidente en una acción cobarde y demagoga se apresuró a borrar la mayor cantidad de tweet relacionados con este tema para evitar lo relacionaran con un acto terrorista.
Mientras la MSNBC transmitía una de las concentraciones del presidente por su reelección y explicaba la invasión de hispanos a sus seguidores –en medio de risas- comenzaron a gritar «shoot it».
Ese grito de campaña lo hizo realidad un joven supremacista blanco la semana pasada influenciado por el fanatismo, ignorancia de la historia (ese territorio fue arrebatado por EE.UU. a México en 1848 por medio del tratado Guadalupe-Hidalgo) y odio al diferente.
Y no solo es Trump el responsable político y moral de esa acción terrorista. También los senadores John Cornyn, precisamente de Texas y Ted Cruz (de ascendencia latinoamericana) han utilizado para sus campañas el discurso de la invasión hispana.
II
La agenda y el lenguaje de nuestros políticos ahora no está ya determinada por los medios tradicionales sino por las redes y eso permite una relajación de la norma moral burguesa impuesta desde aquellos medios del pasado como la única y de las cuales el pensamiento conservador era el guardián. No más.
El posmodernismo y la cultura marxista imperante en el mundo estadounidense de la cual nos aculturizamos con entusiasmo (debido en buena parte por la migración y remesas) estableció que no había una verdad, sino una muchedumbre de verdades y, no solo, que todas eran legitimas.
De allí que excluir, exterminar, racismo, xenofobia, clasismo, lgbtifobia, machismo, autoritarismo, lenguaje violento o violencia de género entre otros se volviesen políticamente incorrectos. Este cambio demandó el avance de los Derechos Humanos de tercera generación en El Salvador. Lo que nuestros conservadores llaman eufemísticamente “leyes suizas”.
Quizá en la década de los 50`s como lo revela Amaral Arévalo en su artículo de El Faro llamar “pipián sidoso” a alguien en público (como el tweet de odio de Will Salgado contra mí que luego borró cobardemente) hubiera obtenido aplausos de parte de la concurrencia. Ahora millennials y Z (poseedores de otros códigos morales) que son mayoría y cuando la cultura (para bien o para mal) proviene de los mass media y redes sociales se vuelve contraproducente para cualquier figura pública buscar en la burla bajera, odio y sin contenido popularidad.
Corolario:
Mi generación, la X, hijos de Baby boomers aún reacciona a la represión como mecanismo de control social. De allí las desafortunadas, aplaudidas pero minoritarias expresiones de apoyo al ex alcalde migueleño por su tweet de odio contra mi persona.
Creyó como ya lo ha hecho con otros adversarios políticos que lanzando una noticia de morbo sexual obtendrá la reelección como jefe edilicio de nuestra ciudad.
http://elblog.com/politica/registro-27769.html
El país ha cambiado en 30 años de política de la vieja escuela. Por eso el resultado del 3F encontró descolocada a la elite política salvadoreña y siguen sin entender el cambio paulatino que de tradiciones, costumbres y creencias está atravesando nuestra nación.
Los mismos de siempre desean subirse al caballito de Nuevas Ideas asumiendo que es la continuidad del Pro-Patria del general Hernández Martínez; el PRUD del coronel Adalberto Rivera; el PCN de Oscar Osorio la ARENA de d`Abuisson o de la triste izquierda salvadoreña.
Los Derechos Humanos y la democracia como podemos verlo en África o países árabes chocan con las creencias, tradiciones y costumbres de esos países. Los más fanáticos incluso acusan la llegada del apocalipsis, matan hispanos o escriben tweet de odio que luego borran cuando ven la rapidez con que se instalan las nuevas voces que antes habían sido silenciadas ante viejas costumbres. Igual en política. Lo que sencillamente sucede es que lo nuevo aún no termina de llegar y lo viejo no acaba de marcharse. Pero se irán.