El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, buscaba el domingo un cuarto mandato en unas elecciones contra varios candidatos poco conocidos, mientras los aspirantes con opciones reales permanecían en prisión y la oposición denunciaba horas antes de la apertura del proceso el arresto de líderes y activistas en distintas zonas del país.
La oposición pidió a los nicaragüenses que se queden en casa en protesta por un proceso electoral criticado de forma generalizada y que las potencias extranjeras consideran poco creíble, publicó la agencia AP.
La víspera, la opositora Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) se declaró en “estado de alerta” tras reportar la captura de al menos ocho de sus dirigentes “secuestrados —según dijo— por el régimen en redadas ilegales” durante la tarde y noche del sábado.
La Alianza Cívica denunció a su vez casos de “hostigamiento, vigilancia, amenazas, intimidación, acoso, ataques, detenciones ilegales y arbitrarias” de algunos de sus dirigentes en localidades como Morrito (sur), San Miguel y Masaya (sureste), Corinto (occidente) y Ocotal (norte).
Los observatorios ciudadanos Urnas Abiertas y Monitoreo Azul y Blanco, vinculados a la oposición, reportaron 21 arrestados en nueve departamentos (provincias), de los cuales —aseguraron— cinco fueron liberados.
La Policía Nacional no ha confirmado ni desmentido las denuncias opositoras.
Las primeras juntas receptoras de votos, de un total de 13.459 habilitadas a nivel nacional, abrieron sus puertas a las 07:00 locales (13:00 GMT) sin incidentes reportados. La policía y el ejército desplazaron 30.000 efectivos para resguardar las votaciones, a las que han sido convocados más de 4,4 millones de nicaragüenses de 16 años en adelante.
A media mañana, las votaciones transcurrían en calma y con pocas personas en las filas frente a las juntas de votación, habilitadas para recibir un promedio de 350 electores durante toda la jornada.
El candidato a la presidencia Guillermo Osorno, del minoritario Partido Camino Cristiano, fue el único elector en la junta donde sufragó media hora después de iniciada la jornada. Osorno prometió que, de ganarle a Ortega, “cambiar el sistema electoral” y permitir a observadores.
El ministro del Exterior, Denis Moncada, quien sufragó temprano en un colegio de secundaria de la capital, declaró a medios oficialistas que “la mayoría de los nicaragüenses vamos a elegir hoy al comandante Daniel, la compañera Rosario”.
“En completa estabilidad y paz estamos realizando esta fiesta electoral y le estamos diciendo a las potencias: los nicaragüenses somos patriotas dignos y no vamos a inclinarnos con sus amenazas, sanciones y desconocimiento de elecciones”, agregó el canciller.
Mientras, en la capital de Costa Rica, centenares de nicaragüenses exiliados a raíz de la revuelta social de 2018 marcharon en contra de Ortega y de lo que llamaron el “circo electoral”, al tiempo en que exigieron la “libertad de todos los presos políticos”.
“Estamos protestando contra el fraude y pidiendo justicia para los asesinados”, dijo el joven influencer Kevin Monzón, que huyó de Nicaragua por amenazas a fines de septiembre.
Los comicios del domingo determinarán quién ostenta la presidencia durante los próximos cinco años, además de 90 de los 92 escaños del congreso nacional y la representación nicaragüense en el Parlamento Centroamericano.
El Frente Sandinista de Ortega y sus aliados controlan el congreso y todas las instituciones del gobierno. Ortega sirvió un primer mandato como presidente entre 1985 y 1990, antes de regresar al poder en 2007. Hace poco declaró “copresidenta” a su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo.
La policía detuvo en junio a siete posibles aspirantes a la presidencia por cargos que básicamente equivalían a traición. El día de las elecciones seguían detenidos. Otras dos docenas de líderes opositores fueron detenidos antes de la votación.
Los otros candidatos del domingo eran políticos poco conocidos de partidos menores considerados como afines al Frente Sandinista de Ortega.
Con pocas dudas sobre el resultado de las presidenciales, el interés se centraba ya en la respuesta internacional conforme Ortega intenta estrechar su control sobre el poder.
Estados Unidos y la Unión Europea han impuesto sanciones contra el círculo interno de Ortega, pero la respuesta del gobierno fue detener a más opositores.
Un funcionario de alto rango del Departamento de Estado de Estados Unidos, que habló con la prensa bajo condición de anonimato, dijo que el gobierno estadounidense estaba dispuesto a considerar más sanciones dirigidas, pero había intentado evitar medidas que afectaran de forma más general al pueblo nicaragüense.
La Organización de Estados Americanos ha condenado el encarcelamiento de prisioneros políticos en Nicaragua y su falta de voluntad por celebrar elecciones libres y justas, pero el gobierno de Ortega sólo ha arremetido contra la interferencia extranjera.
El organismo regional tenía programado celebrar su asamblea general anual en Guatemala esta semana. Guatemala, Honduras y México están entre los siete países que se abstuvieron el mes pasado en la votación sobre una resolución de la OEA que condenaba la represión en Nicaragua.
Está previsto que las urnas en Nicaragua cierren sobre las 18:00 del domingo y el Consejo Supremo Electoral indicó que los primeros resultados parciales se publicarían en torno a la medianoche. El conteo provisional se esperaba para el lunes.