Funcionarios en Wuhan, donde el virus fue reportado por primera vez a fines del año pasado, agregaron el viernes 1.290 muertes por coronavirus al número de víctimas de la ciudad. También añadieron 325 casos confirmados al conteo de la ciudad.
El número total de casos registrados en la ciudad ahora es de 50.333, con 3.869 muertes. El número de muertes reportado anteriormente en Wuhan era de 2.579, por lo que la cifra revisada marca un aumento del 50% en el número de muertes en la ciudad por coronavirus.
Hasta el 17 de abril, la Comisión Nacional de Salud de China había reportado 3.342 muertes a nivel nacional, antes de que se publicaran las cifras revisadas de Wuhan.
Los funcionarios explicaron que las muertes inicialmente no habían sido contadas porque en las primeras etapas de la pandemia algunas personas murieron en sus hogares, los médicos abrumados se centraron en atender los casos en lugar de informar las muertes y debido a un retraso en la recopilación de cifras de varias organizaciones gubernamentales y privadas.
Añadieron que las cifras habían sido revisadas para mostrar “responsabilidad ante la historia, ante las personas y las víctimas”, así como para garantizar “una divulgación abierta y transparente de la información y la precisión de los datos”.
Esta no es la primera vez que las autoridades de salud en China cambian los números relacionados con la pandemia. La forma en que se contaron los casos se modificó tres veces en enero y febrero, lo que generó una confusión generalizada sobre el alcance de la crisis en el país.
Los expertos también han alertado previamente sobre el enfoque de China para medir casos asintomáticos. Algunos pacientes que dieron positivo por el virus pero no mostraron síntomas no fueron incluidos en los recuentos oficiales, lo que dificulta la comparación de las cifras de China con el resto del mundo.
Cifras cambiantes
El último cambio en las cifras de Wuhan podría renovar el escepticismo sobre los números de China, mientras el país enfrenta intensas críticas de Estados Unidos y otros países por su supuesta falta de transparencia con respecto al origen del virus y su respuesta oficial a principios semanas.
Según un informe de Associated Press esta semana, basado en documentos filtrados de una teleconferencia confidencial con la Comisión Nacional de Salud de China, los líderes del país asiático supuestamente no notificaron al público sobre la inminente crisis durante un período crítico de seis días, a pesar de que la evidencia interna describía una situación grave. Se alega que ese retraso de seis días provocó la infección de más de 3.000 personas en China, sentando las bases para un brote que arrasó el mundo.
Documentos internos muestran que incluso cuando las autoridades minimizaban el riesgo potencial del virus en público, un importante asesor de salud chino advirtió que era “el desafío más grave desde el SARS en 2003 y es probable que se convierta en un importante evento de salud pública”.
Portavoces del gobierno chino han negado constantemente las acusaciones de que el gobierno encubrió información clave o fue demasiado lento en responder al brote inicial.
Pero el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, criticó la “falta de transparencia de China” al anunciar que esta semana retiraría fondos para la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque ya había elogiado la respuesta de Beijing.
China también ha enfrentado críticas en su país y en la comunidad científica, particularmente por la censura de los denunciantes y una reciente represión de la investigación sobre los orígenes del virus.