El deportista Ahmad Ayyad, de 40 años, ha sido uno de los más de dos millones de casos positivos de coronavirus en Estados Unidos. Sin embargo, su caso es particular, ya que la enfermedad hizo importantes estragos en su salud, y los médicos llegaron a temer por su vida. En las semanas en las que estuvo ingresado en diversos centros hospitalarios, Ayyad perdió 27 kilos, y sufrió daños en su capacidad de hablar y de moverse. Más de dos meses después de recibir el alta, el atleta se recupera progresivamente, aunque advierte de las consecuencias de no tomarse en serio la pandemia.
La pesadilla para Ayyad empezó en marzo, cuando, después de visitar un restaurante en Washington D.C., se fue encontrando mal con el paso de los días. Al principio estaba exhausto al subir las escaleras, y todo le agotaba, pero pronto empezó a sufrir otros síntomas, como fiebre alta, pérdida total de energía y del apetito y dificultad para respirar. Él pensó que tenía gripe, pero posteriormente, a instancias de un amigo, se trasladó a un hospital, y allí dio positivo por coronavirus.
Después de un nuevo empeoramiento en su estado de salud, Ayyad fue trasladado al hospital Johns Hopkins de Baltimore, donde se le colocó un respirador y se le puso en coma inducido. Unas semanas después, cuando la infección empezó a remitir y se despertó, su forma física había cambiado mucho. Una buena parte de su musculatura había desaparecido, tuvo que aprender a andar y a hablar, y cada movimiento elevaba su ritmo cardiaco y le dejaba sin aliento. Sin embargo, hizo muchos esfuerzos para recuperarse, y cuando se le dio el alta, el 22 de abril, estaba en un mejor estado de forma, si bien pesaba 27 kilos menos y tenía un coágulo de sangre en el brazo izquierdo y daños en el corazón y los pulmones.