Mucho se ha hablado de la «renovación» del partido de derechas, Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), el cual se ha visto sumergido en una profunda crisis, a tal grado de perder más de una veintena de alcaldes, además de diputados y estructuras municipales y departamentales.
La mayoría de renuncias al interior del tricolor fueron por falta de liderazgo y renovación en sus filas, además de oponerse a políticas claves para el desarrollo del país para tratar de desgatar la imagen del Gobierno, que lejos de caer, ha aumentado su aceptación entre los salvadoreños.
Este domingo, la «nueva» dirigencia de ARENA, realizó una Asamblea General Extraordinaria en el municipio de Nueva Concepción, Chalatenango; y a diferencia de ocasiones anteriores, la afluencia de personas fue muy poca y el acto muy sobrio.
Sin embargo, y pese al discurso de renovación esgrimido por los dirigentes, el evento estuvo marcado por simbolismos que hacían referencia a tiempos que nada tienen que ver con el actual. «Patria sí, comunismo no», entonaban al unísono como en los tiempos de la guerra fría.
El trasnochado himno sigue llamando a escribir «con sangre» la libertad, mientras en El Salvador, la sangre ha dejado de correr gracias a las estrategias implementadas en seguridad.
«Hoy decir que es arenero es sinónimo de valentía. Esto solo lo hemos podido lograr porque nunca nos olvidamos de nuestros valores: Dios, Patria y familia», dijo Saade, en medio de una profunda crisis donde incluso los nuevos «dirigentes» evitan vestir los colores que han identificado al partido por años y prefieren vestir de blanco.