El analista político, Raymond Villalta, brindó su opinión sobre el impacto de la liberación de los territorios del yugo de las pandillas. A su juicio, “los grandes organismos están solo interesados en continuar en un modelo caducado de un Estado que falla a su gente”, señaló.
“La exclusión, las grandes desigualdades, aunado a una historia de reproducción de violencia encausaron a las pandillas; el Estado se ausentó y lo dejó hacer y pasar. Total, luego de la guerra, este problema no afectaba a las élites directamente”, enfatizó Villalta.
Asimismo, el analista dijo que cuando empieza a volverse visible a otras esferas, se optó por la foto, por la incapacidad y la conveniencia. El Salvador llegó a tener en su “normalidad” más de 15 asesinatos DIARIOS, quemaron gente en buses, amenazaron no solo a las comunidades sino al Estado.
“Mientras tanto pasaba, internacionalmente más allá de las terribles noticias, los organismos no buscaban intervenir ante el calvario de las y los salvadoreños. Aquí, los mismos actores de la guerra hacían en foros en hoteles, trayendo “expertos” y dando conferencias”, agregó.
Sí, la política fue hablar de todo tipo de “manos”, dar cooperación para salas de té y proclamas. Una organización inclusive avaló una “tregua” en la que se sabe que el entonces gobierno dio armamento y enseñó a pandilleros a disparar. “¿Hubo preocupación por las víctimas?”, expresó.
La justificación era que había que ser realistas. Las víctimas pasaron a un segundo plano, es decir, la gente quedó atrás. ¿Con qué cara se viene a hablar de la preocupación por las y los salvadoreños? Es un sinsentido para que ningún país pueda liberarse de sus Estados fallidos.
Ahora, que por primera vez podemos hablar de acabar este flagelo y liberar nuestras comunidades; vienen a preocuparse. ¡Incoherentes! Con sus altos y bajos, está política ha salvado miles de vidas, ha configurado nuevas realidades en la comunidad, que antes eran impensables.
Ahí ya ningún “etnógrafo” verifica lo que las mayorías sienten en los territorios liberados. Ahora, la gente ya puede respirar y aspirar a nuevas oportunidades. Lo demuestran todos los sondeos de opinión, aún así los organismos atacan y quieren dictar lo que NO funcionó.
Esto no significa que vivamos en el país que deseamos ni de las maravillas. Lo que sí nos da, es la oportunidad de aspirar y hacerlo realidad. Costará mucho trabajo, pero ese es el camino. El Salvador no debe dudar, debe tomar sus decisiones con el norte en su pueblo.