Las violentas protestas en Francia contra una impopular reforma de las pensiones obligaron a aplazar una visita del rey Carlos III a pedido del presidente liberal Emmanuel Macron, quien rechazó este viernes un llamado sindical a «poner en pausa» su proyecto.
«No seríamos serios y pecaríamos de falta de sentido común, si proponemos al rey y a la reina consorte [Camila] venir para una visita de Estado en medio de las manifestaciones», dijo Macron en rueda de prensa en Bruselas, al término de una cumbre europea.
Tras una conversación en la mañana entre ambos jefes de Estado, Londres y París tomaron la decisión de aplazar la visita que estaba prevista de domingo a miércoles y que, según Macron, podría tener lugar a «comienzos de verano» cuando la situación se calme.
El Palacio de Buckingham ya anunció que la pareja real «espera con gran interés la oportunidad de visitar Francia tan pronto como se puedan encontrar fechas». Carlos III mantuvo no obstante la etapa en Alemania del que es su primer viaje como rey.
La convocatoria por los sindicatos de nuevas protestas el martes contra la reforma de las pensiones provocó la anulación de esta visita, máxime cuando la movilización del jueves dejó imágenes de violencia y disturbios en todo el país.
Manifestantes radicales incendiaron incluso el acceso a la alcaldía de Burdeos (suroeste), ciudad que Carlos III y Camila debían visitar el martes. Un homenaje en el Arco del Triunfo de París y una cena en el Palacio de Versalles completaban la agenda.
La oposición reaccionó rápidamente al anuncio. El derechista Éric Ciotti criticó que el gobierno «no sea capaz de garantizar la seguridad de un jefe de Estado» y el izquierdista Jean-Luc Mélenchon celebró que la «censura popular» acabara con «la cena de reyes en Versalles».