Como parte de su agenda en Costa Rica, el presidente Nayib Bukele visitó el Complejo Penitenciario La Reforma, acompañado de su homólogo Rodrigo Chaves. Tras el recorrido, Bukele compartió en conferencia de prensa las estrategias penitenciarias que su gobierno ha implementado en El Salvador desde 2019, las cuales, según explicó, han sido clave para ejercer control en el sistema carcelario y reducir la criminalidad en su país.
Durante su intervención, Bukele señaló que los reclusos en Costa Rica gozan de más derechos que en El Salvador, y subrayó la necesidad de reformar el sistema penitenciario costarricense para otorgar un mayor control al Estado. “Si en algo podemos ayudar, es que el sistema penal debe reformarse. El sistema judicial decide si la persona es inocente o culpable, pero una vez declarada culpable, debe ser el gobierno el que administre esa pena”, destacó.
El mandatario salvadoreño también observó una “curiosidad” en el sistema costarricense que compartió con el presidente Chaves y el ministro de Seguridad de Costa Rica, y explicó mediante un ejemplo: “El salario mínimo de Costa Rica es aproximadamente $700. Para una familia de cuatro personas, cada integrante viviría con $175 al mes, lo cual suma $2,100 al año por persona. Le decía al presidente que sería inmoral y antiético que un preso viva con más dinero”.
Bukele añadió que, aunque el respeto a los derechos humanos es fundamental, este debe tener límites claros. “Si un tico trabaja y paga impuestos para vivir con esa cantidad, un preso no puede tener un gasto mayor a $2,100. Esto es un tema de derechos humanos, pero el sistema penal no puede costar más de $2,100 por preso, sería inmoral”, puntualizó.
Además, el presidente compartió el modelo de seguridad penitenciaria que El Salvador ha adoptado, subrayando que el control desde las cárceles es fundamental para combatir el crimen organizado y evitar que estos centros se conviertan en bases operativas del delito. “Las cárceles deben ser diseñadas pensando en la seguridad, en cómo circularán los reos y en dónde no podrían escapar. Nosotros hicimos la cárcel más grande de Latinoamérica para 40,000 reclusos, a un costo bajísimo, porque la diseñamos nosotros”, concluyó Bukele.
Este enfoque, basado en un estricto control estatal, ha sido ampliamente debatido en la región y plantea un modelo alternativo para enfrentar la crisis de criminalidad en distintos países de América Latina.