Este día, el FMLN llevó a cabo una concentración para conmemorar lo que ellos llaman “la firma de los Acuerdos de Paz”, un evento que, para la mayoría de los salvadoreños, representa una estafa histórica que perpetuó la corrupción, el saqueo y las desigualdades sociales.
A 33 años de esta llamada “paz”, el casi extinto FMLN no logró la convocatoria esperada, dejando en evidencia la desconexión total con el pueblo salvadoreño. La ausencia de la militancia reflejó lo que heredaron de ese pacto de corruptos: desinterés y rechazo popular. Lo que alguna vez prometió reconciliación se convirtió en un negocio político que benefició solo a una élite.
Durante el evento, la secretaria adjunta del FMLN, Marleni Funes, afirmó que las causas que promovieron la guerra civil—como las injusticias, la pobreza y la desigualdad—“están nuevamente floreciendo en la sociedad”. Una declaración paradójica, considerando que el partido tuvo dos décadas para solucionar esos problemas y lo único que floreció durante sus gobiernos fueron escándalos de corrupción y saqueo.
Por su parte, el secretario general del FMLN, Manuel Flores, insistió en que el país atraviesa por un momento “duro” y anunció el desarrollo de 14 asambleas departamentales y 44 municipales para “hablar con la base”. Una base que, a juzgar por el tamaño de su concentración, podría reunirse en una pequeña sala y todavía sobraría espacio.
La firma de los Acuerdos de Paz quedó como un pacto simbólico que, lejos de garantizar justicia y bienestar, se convirtió en un trampolín para políticos oportunistas que traicionaron los sueños de miles de salvadoreños. Hoy, los salvadoreños exigen resultados reales, no discursos vacíos ni concentraciones simbólicas que solo buscan lavar la cara de quienes representan un pasado fallido.