El Miércoles de Ceniza es una de las fechas más significativas dentro del calendario litúrgico católico, ya que marca el inicio de la Cuaresma, un período de cuarenta días dedicado a la oración, el ayuno y la penitencia en preparación para la Pascua. En esta jornada, miles de salvadoreños acuden a templos y parroquias para recibir la ceniza en la frente, un símbolo de humildad y conversión que recuerda la fragilidad de la vida y el llamado a la reflexión espiritual.
Esta tradición, cuyos orígenes se remontan a los primeros siglos del cristianismo, fue adoptada formalmente por la Iglesia en el siglo XI. Durante la imposición de cenizas, los sacerdotes pronuncian frases como: «Recuerda que eres polvo y al polvo volverás» o «Conviértete y cree en el Evangelio», reafirmando el compromiso de los fieles con su fe.
En El Salvador, la conmemoración se lleva a cabo en iglesias de todo el país, con misas y actos litúrgicos en los que se resalta el significado de la Cuaresma como un tiempo de renovación espiritual. Además de la imposición de cenizas, la Iglesia católica promueve el ayuno y la abstinencia de carne, prácticas que refuerzan el sentido de penitencia y sacrificio.
La celebración del Miércoles de Ceniza marca también el inicio de las actividades previas a la Semana Santa, una de las festividades religiosas más importantes del país. En diversas comunidades, los fieles organizan viacrucis y actos de reflexión que acompañan este tiempo litúrgico, en el que se recuerda la pasión, muerte y resurrección de Jesús.