El Viernes Santo, celebrado este 18 de abril, representa el quinto día de la Semana Santa y forma parte del Triduo Pascual, junto al Jueves y Sábado Santo. Esta fecha conmemora la crucifixión de Jesús de Nazaret y su muerte en la cruz, según relatan los Evangelios. La jornada es observada por diversas denominaciones cristianas, aunque la fecha puede variar.
De acuerdo con la tradición cristiana, la Pasión de Cristo comienza con su condena a muerte por parte de Poncio Pilato. Jesús fue despojado de sus ropas, golpeado y obligado a cargar su cruz hasta el Monte Calvario, donde fue crucificado junto a dos ladrones. Sobre su cabeza fue colocado un cartel con la inscripción “Jesús el Nazareno, Rey de los Judíos”, origen de las siglas INRI.
Durante su agonía, Jesús pronunció las conocidas Siete Palabras, frases que se convierten en motivo de profunda reflexión para los fieles. En la liturgia católica, este día no se celebra la eucaristía; en su lugar, se realiza la Liturgia de la Pasión del Señor, centrada en la muerte de Cristo.
Uno de los ritos más representativos del Viernes Santo es el Vía Crucis, donde se recorren catorce estaciones que narran los momentos más significativos del camino de Jesús hacia el Gólgota, desde su condena hasta su sepultura. En cada estación se eleva una oración.
El color litúrgico del día es el rojo, símbolo de la sangre derramada. También es común cubrir las imágenes de Jesús con telas moradas y practicar el ayuno como signo de penitencia. Esta tradición se vive con intensidad y recogimiento en las comunidades cristianas, recordando uno de los momentos más significativos de su fe.