Islandia ha activado el estado de emergencia debido a las altas probabilidades de que una gran erupción volcánica tenga lugar en las próximas horas o días. Sin embargo, las condiciones actuales no permiten a las autoridades predecir con exactitud si el magma llegará a la superficie y en qué zona.
La Oficina Meteorológica de Islandia ha reportado multitud de terremotos, algunos de gran magnitud, durante las últimas semanas y que se han intensificado este pasado fin de semana del 10 al 12 de noviembre de 2023.
El causante principal de esta creciente actividad sísmica es un corredor de magma de poca profundidad originado en el suroeste del país, en una zona de más de 2000 antiguos cráteres, y que se está abriendo camino hacia el mar.
Esta situación ha provocado la evacuación preventiva de la ciudad costera de Grindavík, situada unos 40 km al suroeste de la capital, donde la actividad sísmica ha sido notable y ha causado una fisura en el suelo de unos 15 kilómetros de largo.
Los terremotos son una consecuencia directa del choque de las placas tectónicas que componen la corteza terrestre. Islandia se encuentra ubicada justamente encima de la divergencia entre las placas de Norteamérica y Eurasia, en la llamada dorsal mesoatlántica. Por tanto, el país se encuentra en una zona sísmica y se ve afectado por los movimientos de estas placas.
Además, el subsuelo terrestre contiene magma que puede acercarse a la superficie a través de estrechas columnas en la corteza de la Tierra. En estos denominados puntos calientes el magma consigue llegar a muy poca distancia de la superficie o incluso, en ocasiones, salir al exterior, provocando la actividad volcánica.
Islandia está llena de este tipo de fisuras que han originado más de 120 volcanes, siendo algunos de ellos de Europa, de los cuales 33 todavía siguen activos a día de hoy.