El 13 de enero marcó 24 años desde que el primer terremoto de 2001 devastó El Salvador, dejando miles de víctimas en necesidad. Sin embargo, en lugar de atender a los damnificados, el partido ARENA utilizó parte de la ayuda internacional para financiar sus campañas políticas, según investigaciones de la Fiscalía General de la República (FGR).
El expresidente Francisco Flores, ahora fallecido, del partido tricolor, desvió $10 millones donados por Taiwán entre octubre de 2003 y abril de 2004, otorgados por el exmandatario taiwanés Chen Shui-bian, condenado por corrupción. Los fondos fueron depositados en una cuenta del Centro de Estudios Políticos «Dr. José Antonio Rodríguez Porth (CEP)», vinculado a ARENA, y luego utilizados para financiar a sus candidatos.
A más de dos décadas del desastre, ARENA sigue plagado de corrupción y disputas internas. Carlos Saade, actual presidente del COENA, reconoció la falta de transparencia histórica del partido: «¿Qué fue lo que hicieron en el pasado? ¿Por qué nos dejaron una deuda tan grande?», cuestionó. Sin embargo, sus declaraciones han sido vistas como un intento de limpiar su imagen ante las crecientes críticas.
Por otro lado, la diputada Marcela Villatoro, también de ARENA, ha señalado a la actual dirigencia de ocultar información y ha pedido una auditoría sobre los ingresos del partido en los últimos 20 años, que ascienden a $72 millones. Villatoro asegura que ha sido marginada por su postura crítica y denuncia intentos de expulsarla, como ha ocurrido con otros miembros incómodos para el instituto político.
ARENA no solo traicionó a los salvadoreños más vulnerables en uno de los momentos más difíciles de su historia, sino que hoy sigue mostrando divisiones internas y una falta de rendición de cuentas que lo alejan de cualquier intento de renovación real.