Mientras los motines, masacres, fugas masivas es la realidad actual de muchos centros penales a nivel latinoamericano; el sistema penitenciario salvadoreño se convierte en referente en temas de reinserción, control y disciplina en la región.
En el caso de Ecuador, Brasil, Colombia han vivido una de las peores crisis carcelarias en los últimos años. El pasado 28 de septiembre, un motín en la Penitenciaría del Litoral de Guayaquil dejó el resultado de más de 100 muertos; dejando en evidencia la precariedad y el abandono total de las cárceles por parte de las autoridades de dicho país.
Sin embargo, la crisis penitenciaria no es exclusiva de Ecuador, actualmente Colombia registra una tasa de ocupación del 138 %, la cual provocó 23 muertos en el Centro Penal Modelo.
Situación similar vive Brasil, un motín entre dos bandas rivales ensangrentó los muros de la cárcel de Altamira. El ataque dejó al menos 57 muertos. El país carioca hasta finales de 2019 contabilizaba 755.274 presos, ubicándolo como el tercer país con mayor población carcelaria, solo detrás de Estados Unidos y China.
Esos escenarios sangrientos fueron habituales en las últimos 30 años en El Salvador. En agosto del 2004, durante el tercer gobierno de ARENA, el país vivió uno de los hechos más violentos dentro del Centro Penal La Esperanza, una pelea entre pandillas dejó como resultado 32 cadáveres casi irreconocibles.
El Salvador era reconocido internacionalmente por su crisis carcelaria, por el auge y fortalecimiento de las pandillas tras más de una década de los Acuerdos de Paz.
Con la esperanza de una cambio, Mauricio Funes bajo la bandera del FMLN llegó al poder y se abrió uno de los capítulos más oscuros en el sistema penitenciario.
El primer gobierno del FMLN negoció la sangre de los salvadoreños y convirtió las cárceles en universidades del crimen y la base de operaciones de las pandillas MS13 y Barrio 18. La incapacidad y corrupción del FMLN llevó a que las autoridades dieran privilegios a los máximos líderes de las ranflas nacionales.
Alcohol, prostitutas, celulares, video juegos y hasta trasladados de líderes de pandillas a centros penales con menos seguridad fue parte de la larga lista de privilegios que Mauricio Funes otorgó a las pandillas. En ese quinquenio, las pandillas se fortalecieron y secuestraron el sistema penitenciario.
Con la llega de Sánchez Cerén la crisis se agudizó dentro y fuera de centros penales en 2015 ocurrieron 16 homicidios por día, en promedio. El Salvador era protagonista de portadas de periódicos internacionales donde se comparaba la violencia con países en guerra.
Cambios
Desde la llegada del Presidente Nayib Bukele y la gestión del Director de Centros Penales, Osiris Luna Meza, inició el cambio de las políticas carcelarias en el país; desarticulando el crimen organizado al interior de las cárceles a través de requisas estratégicas y selectivas, rompimiento de cárceles exclusivas de una sola pandilla y anular toda comunicación hacia el exterior.
Desde la llegada del Gobierno, los partidos políticos ARENA-FMLN que propiciaron actos violentos, masacres y hasta negociaciones con pandillas bloquearon las iniciativas que buscaban mejorar el sistema penitenciario. No obstante, el trabajo estratégico de la Dirección General de Centros Penales logró saldar una deuda histórica con los salvadoreños.
Además, los líderes de pandillas perdieron todos los privilegios dentro de las cárceles salvadoreñas, al mezclar a todos los grupos terroristas en la misma celda y sellar los Centros Penales de Seguridad.
No obstante, el sistema penitenciario a través de la ejecución del Plan Cero Ocio también se ha convertido en un referente a nivel latinoamercano por su enfoque de reinserción y formación de actividades productivas entre los reos.
Al interior de los centros penales se imparten actividades productivas para que aprendan un oficio, en talleres vocacionales de: piñatería, albañilería, imprenta, serigrafia, corte y confección, pintura, zapatería, carpintería, sastrería, elaboración de hamacas y más.
Día a día, un total de 2 mil privados de libertad que integran 50 comisiones de trabajo comunitario se distribuyen para servir a la comunidades en proyectos de alto impacto positivo. Actualmente, reos en fase confianza trabajan en complejo habitacionales en Nueva Cuscatlán que beneficiarán a cientos de familias afectadas por las lluvias.
En ese sentido, las nuevas políticas penitenciarias implementadas, junto al trabajo articulado de Plan Control Territorial han dado como resultado la reducción histórica de homicidios y extorsiones; que en años anteriores la orden venía desde el interior de las cárceles.
Referente
Todas estas acciones han convertido a El Salvador en un referente a nivel latinoamericano. De acuerdo a expertos en seguridad, la visión integral, de reinserción, orden,control y disciplina son los factores que han arrojado buenos resultados y que pueden ser llevados a sus propios países.
En ese sentido, distintos medios de comunicación y expertos en seguridad han destacado el cambio radical del sistema penitenciario salvadoreño, el cual ha dado como resultado que hasta la fecha no hay hechos violentos entre los internos, pese a estar mezclados.
Además, la cero comunicación de los privados de libertad con el mundo exterior, lo cual ha dado como resultado un reducción de más de 40% en extorsiones.
Masacres, hacinamiento, corrupción es la realidad actual de los sistemas penitenciarios de la región latinoamericana; una realidad que El Salvador vivió en el pasado y que en los último dos años a través de un trabajo liderado por el Presidente Nayib Bukele ha logrado la la reeducación, rehabilitación, reinserción y formación de hábitos de trabajo dentro de los centros penales.