La venta de energía que se genera en centrales hidroeléctricas salvadoreñas a otros países alcanzó un máximo que no se observaba desde 2014, gracias al liderazgo del Presidente Nayib Bukele y a la coordinación entre instituciones.
La Central Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL) informó que las exportaciones de energía durante 2020 llegaron a 52,342.54 megavatios por hora (Mw/h), una cantidad que no se observaba desde 2014. Esta es energía que se genera desde las centrales hidroeléctricas en el país, que transforman la fuerza del agua en electricidad.
El 2019, año en el que inició la nueva gestión, estas exportaciones llegaron a 24,101.11 Mw/h, un resultado que prácticamente triplicó al de 2018. De ahí que, al juntar los dos primeros años de trabajo del Presidente, son 76,443.65 Mw/h los que han sido vendidos a otros países de la región centroamericana.
Entre las acciones que han permitido alcanzar estos resultados está el mantenimiento de la maquinaria, que pasó abandonada durante las gestiones anteriores. El agua la terminaban vertiendo, en lugar de aprovechar el flujo para producir más. También está el Sistema de Interconexión de Eléctrica de los Países de América Central (SIEPAC), que provee el soporte físico y tecnológico que requieren estas transacciones.
Con esto, el país gana competitividad en la región y optimiza sus recursos. También, la CEL recolecta más recursos que se orientan a la innovación, al fomento de más producción con fuentes renovables y a ejecutar programas de responsabilidad social con las comunidades que habitan cerca de las centrales.
Para los últimos meses de 2021, se tiene previsto que pueda comenzar a funcionar la central hidroeléctrica 3 de Febrero, en San Miguel. Desde ahí se calcula que se podrán inyectar, cuando menos, 67 Mw/h. El Presidente Bukele ha girado la instrucción de convertir esta represa en un símbolo de eficiencia y transparencia, luego de que las obras estuvieron estancadas por unos 20 años.
El Gobierno ha intensificado el apoyo a la generación con renovables, con beneficios tangibles para la población. Este tipo de inyección a la oferta de energía reduce el precio promedio en el mercado, hasta traducirse en una menor tarifa para los hogares. Así, en 2020, el país registró el precio más bajo por el servicio de energía residencial. Además, a diciembre pasado, los datos oficiales consignan que ocho de cada 10 megavatios producidos vienen de fuentes limpias.