Desde hace meses, millones de ratones han aterrorizado a los habitantes de la región de Nueva Gales del Sur. Esta plaga ha causado estragos en los cultivos, ha dañado los cables eléctricos de los edificios e incluso se han reportado casos de pacientes en hospitales que han sido mordidos.
La plaga de ratones ha costado hasta ahora millones de dólares en daños a propiedades y cultivos, según reportó The Guardian. Esto ha llevado al Gobierno de Nueva Gales del Sur a crear un paquete de rescate de 50 millones de dólares y a acelerar la aprobación del veneno para ratones más mortífero del mundo.
El jueves por la noche, un mapa alarmantemente llamativo, elaborado por Channel 10 News Sydney, daba a entender que los ratones pronto «marcharían» sobre Sydney.
Las plagas de ratones son un ciclo regular en Australia
Aunque esto pueda parecer extremo, las plagas de ratones son en realidad semirregulares en Australia, gracias a una confluencia de factores. Los ratones domésticos (Mus musculus) son una especie introducida en el continente, pero muy bien adaptada para soportar los duros años de sequías de Australia, prosperando una vez que las condiciones se vuelven favorables.
«Una sola pareja de ratones puede dar lugar a 500 ratones en una temporada de cría», explica Steve Henry, investigador de la agencia nacional de ciencia de Australia, la CSIRO. Sin embargo, los brotes de esta envergadura son más raros, afirma.
Las prácticas agrícolas acrecientan las plagas
El informe más reciente sobre el seguimiento de los ratones elaborado por la CSIRO y la Grains Research and Development Corporation mide la actividad de los ratones a partir de los sitios de seguimiento en toda Australia. Este informe de marzo mostraba «una actividad de ratones entre moderada y alta en muchas regiones del sur de Queensland, el norte, el centro y el sur de Nueva Gales del Sur, el noroeste de Victoria y partes del sur de Australia», según The Guardian.
«Hemos tenido un verano muy húmedo que ha dado lugar a grandes cosechas y al crecimiento de la vegetación, lo que ha provocado una gran cantidad de comida disponible para los ratones», explica la científica medioambiental de la Universidad Charles Sturt, Maggie Watson. «Si a eso le añadimos un otoño muy suave, estos ratones se están reproduciendo en proporciones de plaga».