Desde hace más de 150 años, la noche del 7 de septiembre, las calles de Ahuachapán forman un mar iluminado de luces que adornan los principales senderos de Ahuachapán, Apaneca, Concepción de Ataco, Tacuba, San Francisco Menéndez, Atiquizaya y otros distritos aledaños, como una tradición que festeja el día de los farolitos.
Esta conmemoración se originó en 1850, luego de un gran terremoto que afectó varias zonas del país. El temor hizo que los habitantes salieran a la calle a dormir y se alumbraron con candiles, jacas de jocote y candelas, porque en ese momento no había energía eléctrica.
Al coincidir la fecha del terremoto con la víspera del nacimiento de la Virgen María, los lugareños imploraron su protección y prometieron hacer una celebración cada 7 de septiembre en su honor. Desde ese momento, afuera de las viviendas se colocan farolitos elaborados con madera y forrados con papel celofán de diferentes colores que le da un ambiente pintoresco al lugar.
Este año, el festejo se extendió todo el fin de semana hasta el próximo domingo 8 de septiembre. La procesión con la imagen de la Virgen Niña se realizó este sábado tal como lo detalla la tradición anual.
Esta “tradición que brilla” no solo mantiene el fervor religioso, también resalta la gastronomía de los distritos que se unen al festejo, por ello, restaurantes, comercios y emprendimientos se preparan con sus altares iluminados y así invitar a los turistas que llegan de diferentes lados del país y del mundo, para que pasen a convivir.
La alcaldía de Ahuachapán Centro preparó diversas actividades como galerías fotográficas, presentación de orquesta filarmónica, concierto de ópera, quema de pólvora, decoración de espacios públicos, entre otros. La iglesia por su parte realizó la procesión, la misa solemne, el Santo Rosario, cantos marianos, la bendición de faroles, en otros.