El doctor Pablo Enrique Ulloa Cáceres falleció hace ocho meses luego de atender en primera línea a pacientes de coronavirus, en Honduras Su hermano, Daniel Enoch Ulloa, lo recordó en la temporada de Semana Santa en Twitter: «Espero se hayan tomado bonitas fotos en la playa y las guarden. Esta fue la última foto en vida que vi de mi hermano médico que murió por cuidar de imbéciles como usted».
El médico era originario de San Isidro en Santa Cruz de Yojoa y era director de las clínicas Periféricas de Emergencia (Clíper) en la capital. También laboraba en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Escuela.
Tras el mensaje, algunas personas dijeron: «La gente está en su derecho de salir y enfermarse, los médicos públicos están en la obligación de atenderlos, o si no pueden, renuncien cuando quieran, yo siendo médico y viendo la situación del país hace tiempos hubiera renunciando».
Otros dijeron que falta «sentido común (…) No pueden prohibir la circulación, pero basta con tener un mínimo de sentido común para darse cuenta que se pueden contagiar. Gracias a ese ‘derecho’ de circular la gente hace lo que quiere y no hemos ni salido del primer brote de COVID».
Pese a que Honduras se encamina a una nueva ola de coronavirus, la tercera en la pandemia, más de 30 centros de urgencias han cerrado en los últimos días en el país ante la falta de recursos.
El vicepresidente de la Asociación de Municipios de Honduras (Amhon), David Castro, afirmó a periodistas que unos 36 centros de urgencias han dejado de atender a miles de hondureños afectados por el Covid-19 debido a la falta de presupuesto.