Durante décadas, los centros escolares en El Salvador fueron blanco del control de pandillas, espacios donde jóvenes eran reclutados, amenazados o asesinados. Entre 2010 y el primer trimestre de 2019, las autoridades registraron al menos 481 estudiantes asesinados en diferentes partes del país. Uno de los casos más graves ocurrió en julio de 2021, cuando cuatro estudiantes fueron masacrados a pocos metros del Centro Escolar Cantón El Anonal, en Turín, Ahuachapán.
Hoy, esa realidad cambió de raíz. Con la implementación del Plan Control Territorial en 2019 y el Régimen de Excepción en 2022, el Gobierno logró romper el círculo de violencia que por años convirtió a las escuelas en zonas de riesgo. “Así eran antes los centros educativos en nuestro país: lugares de reclutamiento de pandilleros”, afirmó el Presidente Nayib Bukele, al recordar cómo las pandillas operaban dentro de los institutos y amedrentaban a estudiantes y docentes.
La violencia en las aulas no solo se tradujo en homicidios. Durante los años más críticos, miles de estudiantes abandonaron sus estudios por amenazas. En 2014, más de 100,800 alumnos desertaron, y en 2015, otros 13,000 jóvenes dejaron la escuela a causa de la inseguridad. Ese mismo año, 72 alumnos fueron asesinados y la matrícula escolar se redujo en 55,000 estudiantes.
La situación alcanzó niveles alarmantes: en 2012, gremios de profesores advertían que de las 5,000 escuelas públicas, al menos 340 eran catalogadas como peligrosas, y 161 de alto riesgo. Incluso durante la “tregua de pandillas” avalada por el gobierno de Mauricio Funes, los asesinatos continuaron: ese mismo año fueron ultimados 67 estudiantes.
Ahora, con el nuevo clima de seguridad, el Gobierno impulsa medidas de disciplina y control en los centros educativos, con el objetivo de evitar que la tragedia se repita. “Las medidas de disciplina en las escuelas buscan evitar que esta tragedia vuelva a repetirse”, señaló el Presidente Bukele.
Además, los cambios han permitido que padres y alumnos puedan estudiar en territorios antes dominados por la criminalidad. Javier Hernández, presidente de la Asociación de Colegios Privados, aseguró en 2022 que “ahora la población tiene la oportunidad de elegir el territorio para ir a estudiar (…), ya que no podían pasar de la colonia de residencia a otra”.
El Presidente Bukele enfatizó que la transformación educativa está ligada a la seguridad y a la inversión social:
“Ya rompimos el círculo vicioso de las pandillas, que asediaban y asesinaban a nuestros estudiantes, pero las razones que crearon ese monstruo aún siguen ahí, y para que no vuelva a crearse debemos invertir en el futuro. Y lo haremos como nunca antes se vio en El Salvador”.
El Salvador pasó de tener escuelas convertidas en semilleros de pandillas a centros de aprendizaje en los que las familias pueden confiar. “Dicen que quien no conoce su historia está condenado a repetirla. El Salvador no la va a repetir, por más que nos critiquen”, sentenció el mandatario.