14 de junio de 2023 saltaba la noticia del naufragio de una embarcación en el Mar Jónico (Grecia), en el que había un par de decenas de muertos. A medida que pasaron las horas, la cifra de fallecidos siguió aumentando y dos días más tarde se hablaba ya de 81 víctimas mortales. Y lo que era todavía más escalofriante: había «cientos” de desaparecidos en las aguas del Mediterráneo. Como se desconoce exactamente cuántas personas iban en el barco, se habla de medio millar de seres humanos que seguramente se ahogaron.
Cuatro días más tarde, es decir el 18 de junio, la noticia de los migrantes en el Mediterráneo pasó a segundo plano porque cinco millonarios a bordo de un sumergible llamado Titan habían desaparecido camino a las profundidades del océano, donde esperaban ver los restos del Titanic. Y así los medios concentraron su mirada en los acaudalados que pagaron 250 mil dólares para ver un barco hundido y se olvidaron de los 500 migrantes desaparecidos.
De esta forma, la indignación inicial por la tragedia del Mediterráneo perdió fuerza, y las reacciones de líderes religiosos, el secretario general de la ONU y miles de manifestantes que, en Grecia, protestaron contra las políticas migratorias de la UE, se esfumaron. Pese a ello, poco a poco han surgido algunos testimonios que acusan a la Guardia Costera griega de haber intentado remolcar el pesquero donde se apretaban entre 500 y 750 personas, muchas de ellas niños y mujeres.
Las autoridades griegas han negado que algo así haya ocurrido, aunque luego el portavoz del Gobierno interino, Ilias Siakandaris, señaló a la televisión pública ERT que los guardacostas sí usaron una cuerda «para sostenerse y para acercarse (al barco), para ver si querían ayuda», pero nunca para remolcar la embarcación. Un debate que suena frívolo si se piensa que solo se rescataron 104 personas con vida (todos hombres) y se desconoce el destino de entre 330 y 580 seres humanos, que seguramente pasarán a engrosar la lista de muertos en un mar que es llamado por algunos medios «la mayor fosa común submarina del planeta”.
Y mientras países como Pakistán toman muestras de ADN para identificar los cuerpos de sus connacionales muertos en la tragedia del Mediterráneo, las pateras y débiles embarcaciones siguen llegando a las costas europeas. El 21 de junio un niño murió y 30 personas desaparecieron cerca de las costas de las Canarias, en España, y las ONG siguen criticando la inacción de Europa frente a las repetidas tragedias del Mediterráneo. ¿Esperanzas de recuperar los cuerpos de las personas desaparecidas? Poquísimas
Tomado de DW.