En la últimas semanas se ha conocido casos de pandilleros que en su afán de evadir la justicia han decidido eliminar los tatuajes que con tanto orgullo lucían para amedrentar a la población.
En Santa Ana, la Policía Nacional Civil (PNC), capturó a Luis Alberto Zetino Mata, alias «Sayajin», quien trató de borrar los tatuajes alusivos a pandillas quemándoselos.
También en Ahuachapán, la PNC capturó a Jaime Rubidio Rivera, alias el «Ratón», este delincuente había intentado ocultar sus tatuajes alusivos a pandillas, presentaba varias quemaduras, sin embargo, sus esfuerzos fueron en vano.
Otros, como Edgardo Antonio Cruz García, alias «Búho», un palabrero quien fue capturado en la colonia Villa Tzu Chi en San Juan Opico; en su afán por cubrir los tatuajes de pandillas, intentó disimularlos con diseños artísticos, pero los registros de la PNC comprobaron que es pandillero.
Lo mismo hicieron José Amílcar Hernández Mendoza, alias «Colocho» y Martín Ernesto Iglesias, alias «Gorila», este último en San Miguel.
Borrarse o cubrirse sus letras o números representó siempre una afrenta para los miembros de pandillas, quien lo hacía, corría el riesgo de morir a mano de sus mismos compañeros.
En la coyuntura actual, parece ser la única salida que ven, al sentir el peso de la justicia llegar cada día en la guerra contra las pandillas.