La selección nacional de El Salvador arrancó de mal forma el camino al Mundial 2026: dejando una pobre imagen, con un empate sin goles ante Puerto Rico. a la vez, es el partido 23 sin ganar. El domingo visitan a San Vicente y las granadinas.
En los primeros veinte minutos del partido, las faltas superaban por diez las ocasiones a gol. Solo había una aproximación por parte de los boricuas, que se paró en el Cuscatlán sin ningún complejo, con carácter y decisión.
Mientras que, por parte de los salvadoreños se percibían nervios y ansiedad, comenzando por el técnico David Dóniga, quien en varias ocasiones dejo su área técnica para apresurar el juego.
Durante este periodo no superó el último tercio de cancha y lógicamente tampoco se contaba algún intento sobre la meta de los caribeños.
Fue hasta los 22 minutos, en una pelota que recuperó Bryan Tamacas, superó dos marcas y metió centro, que cortó la zaga rival, hasta llegar a Darwin Cerén, quien remató desviado. Tres minutos después, en una situación similar, Christian Martínez estrelló la pelota en el larguero.
Ambas situaciones fueron lamentadas, pero también hicieron despertar al público, quien había estado en silencio. El partido también se emparejó, la Selecta pasó a tener mayor llegada, pero sin ningún tiro directo a meta. Algo que llegó hasta el final de este tiempo.
La Selecta se fue abucheada por la afición, por otra parte, el entrenador de Puerto Rico, Charlie Troth, incentivo a los suyos levantando las manos al término de la primera parte.
Para el segundo tiempo llegaron las variantes, primero Jairo Henríquez, por Climaco. Poco después llegaron Julio Sibrián y Francis Castillo, quien debutaba, movimientos con los que el DT experimentaba para mejorar en ataque.
Pero no había entendimiento y solo un remate de Javier Fermán ocasionó peligro. Esto hacia que la ansiedad y el nerviosismo se convirtiera en desesperación tanto dentro de la cancha como afuera, en el banquillo y en las gradas.
El Salvador desordenado, terminó presionando, encerrando a Puerto Rico, quien también se defendía como podía. Así llegó el final, entre mucho lamento.