La creación de la Ley de Energía Nuclear busca regular todas las actividades relacionadas con el ciclo de vida del combustible nuclear, como parte de las aplicaciones pacíficas de la tecnología nuclear, las cuales contribuirán al avance científico, económico y social del país. Esta normativa fue aprobada, ayer, por la Asamblea Legislativa.
La implementación de la energía nuclear en El Salvador traerá beneficios significativos como garantizar un suministro eléctrico sostenible, estabilizar el precio de consumo para la población, reducir la dependencia de fuentes energéticas limitadas y vulnerables a cambios climáticos, promover el desarrollo tecnológico, la seguridad energética y la mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero, alineando a El Salvador con estándares internacionales de sostenibilidad y permitiendo el desarrollo económico a largo plazo.
El diputado de Nuevas Ideas, Mauricio Ortiz, destacó que este tema es importante, bajo la visión del Presidente Nayib Bukele, ya que actualmente busca el desarrollo económico del país y la introducción de energías limpias. Agregó que El Salvador posee recursos renovables como la geotermia, pero hay limitaciones en la capacidad territorial, por lo que no se pueden instalar más plantas hidráulicas.
Uno de los beneficios de esta regulación, según el legislador, es la estabilidad en los precios de la energía, “porque no depende de la lluvia o el petróleo y eso es lo que el Estado quiere trasladar, esos precios bajos al consumidor final”.
Asimismo, la implementación de la energía nuclear permitirá el desarrollo humano y académico. Hasta el momento, se han capacitado a más de 25 personas con el fin de hacer plantas de generación eléctrica, investigación y desarrollo, pero en siete años, se pretende capacitar a 400 y tener el primer reactor de investigación.
Los diputados aclararon que no se hará ningún tipo de uso que no sea pacífico y que la materia se utilizará únicamente para la generación de energía eléctrica e investigaciones a futuro. La energía nuclear es la más regulada y supervisada de todas a nivel mundial, por lo que la normativa se elaboró con la asistencia del Organismo Internacional de Energía Atómica.