La Selecta llega con un triunfo 1-0 sobre Guatemala y buscará imponer su fuerza en casa este lunes 8 de septiembre, cuando se enfrente a Surinam en el Coloso de Monserrat, en la fase final de las eliminatorias rumbo al Mundial 2026.
La esperanza mundialista late con más fuerza que nunca. Tras imponerse 1-0 a Guatemala en un clásico centroamericano cargado de tensión y orgullo, El Salvador regresa a casa con la motivación al máximo para afrontar su segundo reto de septiembre: recibir a Surinam en el Estadio Cuscatlán, este lunes 8, en una noche que promete estar escrita en azul y blanco.
El antecedente reciente agrega dramatismo al encuentro. En junio pasado, Surinam y la Selecta empataron 1-1 en el mismo Cuscatlán, un resultado que dejó en deuda a los salvadoreños y que ahora se convierte en un incentivo extra para buscar revancha ante su gente. El rival llega con la etiqueta de haber liderado su grupo en la fase anterior, pero en la caldera de Monserrat el peso de la historia y el rugido de la afición juegan su propio partido.
El Cuscatlán se prepara para una velada electrizante: banderas ondeando, cánticos que no cesan y un ambiente que solo este escenario puede ofrecer. La Selecta buscará transformar cada grito de aliento en energía dentro del campo, con la certeza de que la unidad entre equipo y afición es clave para mantener vivo el sueño mundialista.
Septiembre será recordado como un mes de pruebas y de ilusiones. Con el triunfo ante Guatemala como punto de partida, el duelo frente a Surinam se perfila como una cita decisiva. El Salvador no solo defenderá su casa: defenderá también el derecho a creer que, esta vez, el camino a la Copa del Mundo 2026 puede ser una realidad.