Como la mayoría de féminas en la sociedad salvadoreña, he luchado por alcanzar mi ideales y sueños en todos los ámbitos de la vida; particularmente en relación a mi vida profesional, me he esforzado por desempeñarla de la mejor manera posible; por ello me resulta desacertado lo expuesto sobre la suscrita, en noticia periodística titulada «Expresidente del INPEP es señalado de usar fondos del Estado para su equipo de fútbol», publicada el pasado veinte de enero, en la página 8 del Diario El Salvador.
Ciertamente, a la fecha desempeñé el cargo de Jefe de UACI en el INPEP, pero como mencioné antes y contrario a lo externado por la informante que se cita en la publicación en mención, el nombramiento para el desempeño de este cargo fue producto del esfuerzo, estudio y trabajo que he realizado durante años, en una sociedad que apenas comienza a permitir que una mujer desempeñe labores de importancia.
En el mismo sentido, he de aseverar categóricamente la falacia de lo expuesto en la publicación antes citada respecto a que colaboré en la utilización de fondos públicos administrados en el INPEP para la compra de camisetas para un equipo de fútbol, entregar combustible u otros aspectos en beneficio del entonces titular de la aludida institución gubernamental; puesto que todos los requerimientos que pasaban a mi conocimiento, eran de bienes y servicios necesarios para el quehacer institucional, solicitados por cada una de las unidades requirentes, conforme a sus planes y estrategias programados, autorizados debidamente por los niveles jerárquicos definidos, dependiendo además de la disponibilidad presupuestaria y pasando por el proceso establecido en la ley de Adquisiciones y Contrataciones de la Administración Pública; en consecuencia, no puede atribuirse a mi persona que realicé actividades con la finalidad de favorecer con fondos públicos los requerimientos particulares del titular de la institución en turno, o que tuve conocimiento de los mismo y no realicé ninguna actividad al respecto; puesto que TODA ADQUISICIÓN de bienes y/o servicios pasaba por el mismo proceso, y finalmente autorizada o negada por el superior jerárquico.
Así, tales aseveraciones alejadas de la realidad, al igual que lo es la afirmación de que incluso se me regaló un vehículo por «no hacer nada» respecto a todas las actividades que se afirma eran realizadas contrarias a la legalidad y transparencia, a las que reitero nunca me he prestado y menos aún he recibido prebendas de ningún tipo.
Demás está decir, que lo externado en la noticia en referencia respecto a mi persona, me ha generado tal afectación, así como a mi familia, ya que mi honor y credibilidad profesional, labrada durante años, ha que dado en entredicho, por lo que es imperativo dejar en claro, que el objetivo de esta publicación es externar la indignación que me produce las aseveraciones vertidas en la noticia de fecha veinte de enero recién pasado y «tratar» de dejar a salvo mi honor y dignidad no solamente como profesional, sino – y sobre todo- como mujer.
Este artículo forma parte del derecho a respuesta de Deysi Nohemí Ramírez Flores, a raíz de una publicación de Diario La Huella, que fue retomada de una investigación de Diario El Salvador.