Peter Tsai, doctor taiwanés de 68 años, asegura que «prefiero vivir el resto de mis años con la certeza de haber salvado vidas que haciéndome rico”.
Peter Tsai, inventor de las mascarillas N95, ha suspendido su jubilación para luchar contra la pandemia. Este doctor taiwanés de 68 años ha reconocido en declaraciones a EFE que «prefiero vivir el resto de mis años con la certeza de haber salvado vidas que haciéndome rico”.
Es un experto en Tecnología Textil y profesor, lo que le llevó a crear en 1992 uno de los mejores elementos de protección para hacer frente a la COVID-19. Estas mascarillas han mejorado además con el paso de los años debido a las nuevas combinaciones de fibras con las que se fabrican.
Largas jornadas laborales
Tsai ha asegurado que en ocasiones trabaja más de 15 horas seguidas en su casa de Knoxville (Tennessee) y que su teléfono comenzó a sonar a comienzos de año y que no ha parado desde entonces: ”Sentí que era mi responsabilidad hacer algo por ser el inventor de esta tecnología tan demandada”.
Pruebas en su domicilio
Para probar diferentes opciones, decidió improvisar un laboratorio en su domicilio. Testó la eficiencia de varias técnicas para esterilizar y volver a utilizar los respiradores, que han estado muy cotizados en todos los países ante la escasez de los mismos.
También realizó otro tipo de experimentos en busca de ayuda adicional: «Colocar la mascarilla en un calor seco de 70 grados Celsius durante 60 minutos permite esterilizarla sin que pierda carga electrostática». Con estos ensayos, ha levantado nuevas líneas de producción para las N95 y ha reconvertido otras con el propósito de salvar el mayor número posible de vidas.
Producción masiva
Gracias a su colaboración con los laboratorios Oak Ridge, han logrado producir fibras para 9.000 mascarillas N95 a la hora. Todo esto además lo hace de forma altruista: «Básicamente, no he recibido dinero por el trabajo», aunque en algunas ocasiones ha recibido un pago simbólico requerido por algunas instituciones. Así, Tsai subraya que «es más valioso ayudar a la gente y salvar vidas que ganar dinero y hacerse rico”.
Debido a todo este esfuerzo, ha logrado perfeccionar una tecnología basada en fibras no tejidas (generadas por procedimiento mecánicos), que originan una carga electrostática y repele el 95% de partículas, entre ellas, virus que son transportados en microscópicas gotas de saliva en aire.
Para la construcción
Las N95 fueron pensadas inicialmente para proteger a trabajadores de la industria y la construcción, aunque pronto adquirieron relevancia en el sector sanitario. Primero, fue demostrada su utilidad para frenar los contagios de tuberculosis, y más tarde, para prevenir la propagación del SARS en 2003.
Tomado de AS