En un contexto global marcado por altos índices de inflación, El Salvador ha sorprendido al mundo con una de las tasas más bajas, alcanzando apenas un 0.58% en octubre, según datos destacados por World of Statistics. Este logro sitúa al país centroamericano por encima de economías consolidadas como el Reino Unido (1.7%), Estados Unidos (2.4%) y Japón (2.5%), y de grandes naciones en desarrollo como Brasil (4.42%) e India (5.49%).
Este resultado es producto de las acciones implementadas por el Gobierno del presidente Nayib Bukele, que ha priorizado la estabilidad económica y la protección del poder adquisitivo de los salvadoreños. A través de medidas estratégicas, como el control de precios en productos básicos, la reducción de impuestos sobre ciertos bienes esenciales y el fortalecimiento de la producción interna, el gobierno ha logrado mitigar los efectos de las presiones inflacionarias globales.
A diferencia de otros países de la región y del mundo, donde la inflación ha alcanzado niveles alarmantes, como en Turquía (49.38%) y Argentina (209%), El Salvador ha podido sortear estos desafíos gracias a una administración económica sólida y disciplinada. Este enfoque ha permitido que el país no solo mantenga la inflación bajo control, sino que también impulse el crecimiento y la inversión.
«La estabilidad que hemos logrado no es accidental, es fruto del esfuerzo coordinado y de decisiones claras que buscan el bienestar de nuestra población», expresó un portavoz del gobierno, resaltando que estas políticas también fomentan la confianza en los mercados nacionales e internacionales.
Las proyecciones son optimistas, y las expectativas sobre el futuro económico de El Salvador continúan en aumento, en gran parte gracias a las reformas estructurales y la visión de desarrollo integral que impulsa la administración de Bukele.