El ritmo de contagios de COVID-19 en el país se mantiene en un promedio de 300 por día. La lucha contra el virus continúa con acciones sanitarias por parte del Gobierno del Presidente Nayib Bukele, sin embargo, se requiere que la población asuma mayor responsabilidad y ponga en práctica las medidas para evitar los contagios.
El uso de mascarilla, alcohol en gel, lavado frecuente de manos, entre otras, son pequeñas acciones que marcan diferencia para no ser víctima del virus.
En un año de pandemia, el país registra los indicadores más favorables en el acumulado en la región, con la menor cantidad de contagios y de personas fallecidas a causa de la enfermedad. Esto, a pesar de que el Gobierno no cuenta con las herramientas legales para aplicar otras medidas más rigurosas para evitar que la población se exponga innecesariamente al virus.
Al comparar los indicadores con el resto de países de la región, El Salvador es el menos golpeado por la pandemia y esto se debe al manejo sanitario que el Gobierno ha mantenido y que ha sido reconocido a escala internacional.
Los tamizajes comunitarios son de los programas clave en la detección de los nuevos casos en las diferentes zonas y permite a los epidemiólogos dirigir las acciones sanitarias focalizadas para evitar la propagación del virus.
El envío de kits con medicamentos y vitaminas hasta la puerta de la casa de personas con sospechas de padecer los síntomas de la enfermedad y quienes se contagiaron ha sido otro de los programas exitosos del Gobierno para contrarrestar los efectos adversos de la pandemia.
El servicio que se da a los pacientes desde el centro de llamadas 132 para atender cualquier duda relacionada con el COVID-19, ha ayudado a descongestionar la red pública de salud, evitando aglomeraciones.
Las inspecciones permanentes en el transporte público de pasajeros y en establecimientos comerciales para verificar el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad también forman parte de la estrategia de prevención que ha dado buenos resultados.