La propuesta de plan de gastos para el 2022 del Gobierno del Presidente Bukele incluye medidas que favorecen el equilibrio de las finanzas públicas, pero sin quitar los recursos que necesitan los programas de bienestar social y las acciones para estimular la economía.
l Ministerio de Hacienda, por iniciativa del Presidente Bukele, presentó ayer la propuesta de presupuesto nacional para el 2022. En esta ocasión, se ha planteado trabajar con un total de $7,967 millones. Dentro del proyecto, hay una brecha estimada en $498 millones, equivalente a una reducción del 68 % en comparación con el presupuesto del 2021.
El titular de la cartera hacendaria, Alejandro Zelaya, detalló que hay suficientes opciones disponibles para esta necesidad de fondos externos adicionales. “Sí hay fuentes de financiamiento y es una brecha que se puede cubrir fácil”, recordó el funcionario.
Además de eso, hay un 10 % de contención en el gasto corriente, que se ha podido lograr con la reducción en plazas vacantes. De esta manera, las autoridades confirman que las instituciones pueden funcionar con normalidad sin necesidad de llenar estos puestos de trabajo, lo que refleja eficiencia en las políticas de austeridad gubernamental.
En esta misma línea, también hay recursos provenientes de operaciones de préstamo que ya están aprobados para incorporarlos al presupuesto y que servirán, por ejemplo, para apoyar las políticas de seguridad pública y otros programas emblemáticos.
Estas acciones orientadas a tener un mejor balance en las finanzas del Estado no han afectado ninguno de los programas de bienestar social, que representan el 43 % del total.
Tampoco afectan la proyección de obras de inversión pública, para las que se han asignado $1,701.9 millones.
Así, el Gobierno del Presidente Bukele sigue honrando su compromiso para lograr el equilibrio en el fisco, lo que se traduce en estabilidad para las finanzas públicas.
Relacionado con este tema, el ministro Zelaya informó que las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) siguen con su ritmo usual. El organismo multilateral conoce de todas las metas y objetivos de la administración, así que ambas partes discuten cuál es el acuerdo que más le conviene al país.