Una serie de incendios forestales ha devastado el condado de Los Ángeles, dejando más de 1.000 estructuras destruidas, numerosos heridos y obligando a la evacuación de más de 100.000 personas. Alimentados por los fuertes vientos de Santa Ana, que alcanzan entre 128 y 160 km/h, y las condiciones de extrema sequedad, estos incendios ya son considerados los más destructivos en la historia de la ciudad, según las autoridades locales.
Las primeras llamas se originaron el martes por la mañana en Pacific Palisades, una exclusiva zona residencial al oeste de Los Ángeles. En pocas horas, cientos de hectáreas habían sido consumidas. Posteriormente, surgieron otros focos en Altadena, Santa Clarita y las colinas de Hollywood, aumentando la devastación y encendiendo alarmas por la posible afectación de lugares icónicos como los estudios de cine y sitios turísticos.
«Son los vientos más destructivos que hemos visto en décadas», explicó Ariel Cohen, meteorólogo del Servicio Meteorológico Nacional, a la BBC. La combinación de la velocidad del viento y las condiciones áridas ha sido un factor clave en la rápida propagación de las llamas.
El jefe de bomberos del condado, Anthony Marrone, aseguró en una rueda de prensa que el origen de los incendios sigue bajo investigación. A pesar de los esfuerzos de más de 2.000 bomberos y equipos de emergencia, la magnitud del desastre ha superado las capacidades locales, lo que ha llevado a las autoridades a solicitar apoyo estatal y federal.
Este desastre ha dejado imágenes de destrucción: barrios enteros convertidos en cenizas, familias desplazadas y un aire cargado de humo que se ha extendido por todo el condado. La comunidad enfrenta ahora no solo el reto de controlar el fuego, sino también de reconstruir vidas y viviendas en medio de una de las peores crisis climáticas que ha enfrentado la región.
Los expertos advierten que este tipo de eventos podrían ser cada vez más frecuentes debido al cambio climático, que intensifica las condiciones propicias para incendios. Mientras tanto, los habitantes de Los Ángeles enfrentan días de incertidumbre, con la esperanza de que los esfuerzos conjuntos logren mitigar el impacto de esta tragedia.