Por primera vez los salvadoreños viven una verdadera paz con seguridad y tranquilidad como resultado de la estrategia del Plan Control Territorial. El Salvador pasó de ser el país más violento del mundo al más seguro de América Latina.
Un joven salvadoreño utilizó su cuenta de una red social para contar una amarga experiencia que vivió en el 2013, cuando viajaba en transporte público y se durmió, despertando en otra colonia del municipio de Soyapango, y se dio cuenta que estaba rodeado por pandilleros.
“El Sitramss no funcionaba y abordé un microbús de la ruta 7-A que me dejaba en la colonia Los Conacastes y me quedé dormido, al despertarme estaba en la colonia Los Santos 3. Cuando salí del asiento me rodearon tres sujetos, entre ellos, un niño de unos 12 años. Me dijeron que me bajara y me metieron a un pasaje. Uno de ellos me hizo quitarme la camisa, el pantalón y el bóxer y yo dije, me van a torturar acá”.
El joven fue vapuleado por los pandilleros, revisaron su teléfono, el bolsón donde portaba sus cuadernos porque regresaba de estudiar, le pegaron en la frente con una piedra y la sangre empezó a cubrir su rostro.
Otros tres pandilleros se acercaron y también lo golpearon, el muchacho escuchó decir a uno que lo iban a desmembrar y lanzarían el cuerpo en la carretera o cerca de un centro comercial.
“Apareció un hombre con una M y una S en la cara, me puso hincado y un corvo en mi cabeza, me dijo: vaya perro decí tus últimas palabras y yo literalmente dije: Diosito perdóname por todos mis pecados y por favor que solo me encuentre mi mamá y me puse a llorar. Vino él y me pegó una gran patada en la cara y me dijo: te doy 20 segundos para que te vayas, me levanté, corrí. Llegué a mi pasaje y lo primero que hice fue abrazar a mi mamá. Espero que esto no se repita”, dijo.
Los salvadoreños nunca olvidarán cómo era vivir en El Salvador cuatro años atrás, con días de 26 muertos, los periódicos publicaban con frecuencia, en las páginas principales, fotos de masacres y de abominables crímenes de personas inocentes.