La contienda electoral en Estados Unidos está en su recta final y el desenlace aún es incierto. Los votantes han acudido masivamente a las urnas desde las 06:00 (hora local) en la costa este del país, y más de 80 millones de personas ya han ejercido su voto de manera anticipada.
Sin embargo, la competencia entre la vicepresidenta Kamala Harris, del Partido Demócrata, y el expresidente Donald Trump, del Partido Republicano, es tan cerrada que se desconoce si el nombre del próximo presidente se sabrá en cuestión de horas o días.
«Tenemos una oportunidad en estas elecciones de finalmente pasar página a una década de política guiada por el miedo y la división. Estamos hartos», dijo Harris en su último mitin en Pensilvania. Allí insistió en la importancia de cada voto, un mensaje clave en un escenario en el que las encuestas muestran un empate en siete estados clave, los cuales determinarán el resultado de las elecciones. Los otros estados se mantienen fieles a sus tendencias políticas habituales, inclinándose mayormente por uno de los dos partidos.
Harris ha propuesto un programa electoral de corte centrista, buscando atraer a votantes republicanos moderados. Entre sus promesas destaca la firmeza en la lucha contra la inmigración ilegal, el impulso de mejoras económicas para la clase media y la defensa del derecho al aborto, temas que han resonado fuertemente en el electorado. Por su parte, Trump compite por tercera vez en su búsqueda de la presidencia, abanderando el enfoque conservador que marcó sus dos candidaturas anteriores.
Con un ambiente electoral polarizado y estados clave sin una clara inclinación, la elección promete ser una de las más reñidas en la historia reciente de Estados Unidos.