Por Manuel Cardona
Las actividades de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) están estrechamente relacionadas con el desarrollo económico y social de los países. Invertir en investigación es considerada una actividad clave en los países desarrollados y representa una inversión para el futuro. Las actividades de I+D+i son actividades que se realizan de manera sistemática para generar nuevos conocimientos o aumentar el volumen de los ya existentes, con el objetivo de resolver problemas, crear nuevas aplicaciones, y concebir e implantar cambios innovadores que generen un avance tecnológico en la obtención de nuevos productos o procesos productivos, o mejoras en los ya existentes.
Por lo general, la I+D+i se realiza en universidades y centros de investigación, razón por la cual la academia se vuelve un actor clave; sin embargo, hace falta asegurar que esos nuevos conocimientos generados se transfieran hacia la sociedad creando bienes y servicios comercializables. En este sentido, es necesario impulsar a la academia a la creación de spin-off universitarias incorporando a sus actividades de docencia en la llamada tercera misión. La aplicación de la tercera misión implica retomar las actividades de I+D+i para crear empresas de base tecnológica como resultado de los procesos internos y buscar generar bienes y servicios.
La creación de spin-offs debe de implicar la integración de la academia-empresa-gobierno, en el llamado modelo de triple hélice. Este modelo ha permitido a los países avanzar en el desarrollo, ya que permite la interacción de la academia, la industria y gobierno con el objetivo de fomentar el desarrollo económico y social. Por otra parte, promueven la generación de instituciones híbridas como son los parques científicos y tecnológicos, y las oficinas de transferencia tecnológica. La relación entre universidad y empresa permite adecuar los planes de estudio a la realidad que demanda la industria, además de transferir conocimiento.
La relación gobierno-empresa está vinculada con las políticas económicas que facilitarán la adquisición de nuevas tecnologías y permitirán transferir conocimiento para la innovación del sistema productivo. Por otra parte, la relación gobierno-universidad está conectada con las políticas de educación superior, los lineamientos dictados en materia de ciencia y tecnología a través del viceministerio de Ciencia y Tecnología y la legislación en materia de propiedad intelectual. En el centro del modelo convergen los tres actores, generando sinergias significativas a través de las redes trilaterales para la creación de las instituciones híbridas tales como los parques científicos-tecnológicos. La correcta interacción permitirá aprovechar al máximo la generación y transferencia de conocimiento y enfrentar los retos que trae la inminente transformación del sistema productivo con la llegada de la cuarta revolución industrial o industria 4.0 (i4.0).
Además, la transferencia de conocimiento también implica la producción de publicaciones científicas, siendo esta actividad un punto de medición de la calidad de las universidades; en este sentido, es importante que el gobierno genere políticas que permitan incentivar la producción científica. Como país atravesamos un mal momento en este tema ya que apenas aportamos el 4% de la producción de publicaciones en Centroamérica, de hecho, desde 2017 nos ubicamos en el último lugar de Centroamérica, siendo por tanto de extrema urgencia la generación de acciones que nos permita cambiar esta realidad, y poner en funcionamiento el modelo de triple hélice.
Por otra parte, es de suma importancia que los gobiernos de la región definan estrategias para sumarse de manera efectiva a la industria 4.0, haciendo énfasis en los países con menos desarrollo, ya que al no sumarse a esta nueva producirá un enorme rezago de desarrollo. En este sentido, la educación es la clave fundamental no solo para asegurar la generación de I+D+i sino también para estar preparados ante todos los cambios que traerá la i4.0, la distribución del empleo sufrirá un cambio masivo, significando así, una tecnificación de los puestos de trabajo, haciendo cada vez más importante las habilidades y conocimientos avanzados de parte de los trabajadores.
Los gobiernos deben anticiparse con la modernización de los planes de estudio y del sistema educativo. Tal como lo menciona el Foro Económico Mundial, debido a la i4.0, el 65% de niños que ahora inicia la educación primaria, trabajará eventualmente en empleos que aún no existen.
Finalmente, podemos asegurar encontrarnos en el principio de una gran transformación que incluye una gama de nuevas tecnologías que están fusionando los mundos físico, digital y virtual, esta revolución seguramente alterará la forma en que la raza humana vive, trabaja y se relaciona entre sí. Muchos campos a lo largo del mundo verán avances significativos afectando a todas las disciplinas, economías e industrias, por lo que los gobiernos deben de generar políticas para afrontar efectivamente esta nueva era, además, es necesario que los gobiernos creen un ecosistema que permita la puesta en funcionamiento del modelo de triple-hélice con el objetivo de unir gobierno, industria y academia para crear sinergias que faciliten la transición hacia la industria 4.0 y la transformación digital.