Durante años, las pandillas ejercieron el control total de las comunidades de Soyapango, causando dolor y luto en las familias salvadoreñas.
El reparto La Campanera era un santuario de pandillas, sus habitantes honrados vivían con temor y prisioneros en sus viviendas. Morir a manos de las estructuras criminales era la zozobra que enfrentaban a diario los habitantes de la zona.
Los jóvenes recuerdan cómo eran acosados por las pandillas para su reclutamiento o extorsión.
Algunas víctimas asesinadas por estos criminales eran enterradas en los patios de las viviendas de dicha comunidad, las cuales eran conocidas como “casas destroyer», usadas por los pandilleros para cometer sus fechorías.
Un residente de La Campanera afirma que las malas políticas de ARENA y FMLN provocaron que se perdieran varias generaciones de jóvenes.
“Aquí ya han venido los gobierno anteriores y sólo venían a tomarse la foto. Le pedíamos al gobierno de turno que pusiera atención aquí (La Campanera) y nunca pusieron atención”, señaló.
Sin embargo, tras la puesta en marcha del Plan Control Territorial y del Régimen de Excepción, la situación cambió y poco a poco las Fuerzas de Seguridad empezaron a recuperar los territorios.
El ciudadano agradeció a las autoridades por su apertura de querer erradicar el problema de las pandillas. “Tenemos que apoyar las cosas buenas y que siga la continuidad del Régimen de Excepción”, dijo tras los contundentes resultados.
“Cuando comenzó el Régimen de Excepción, se experimentó un clima diferente. La comida rápida ya viene aquí y muchos invierten en el reparto”, señaló una de las comerciantes del lugar.
Desde la implemento de la medida, más de 68,000 crimínales han sido puestos tras las rejas, entre ellos, los que dominaban esa zona.