Desde pequeña, Liliana Barquero estuvo rodeada de telares en su natal San Sebastián, departamento de San Vicente. Sus abuelos y padres se dedicaban a este arte textil que forma parte del patrimonio cultural salvadoreño. Tras vivir en el extranjero y trabajar en el área de ventas, decidió regresar al país y emprender su propio negocio: Dicotone, un proyecto que combina tradición, innovación y un fuerte compromiso comunitario.
“Me encantó la idea de hacer algo con nuestras raíces. Ver la buena aceptación me motivó a renunciar a mi trabajo y dedicarme de lleno”, relata Barquero, quien destaca que su emprendimiento también busca preservar una tradición que se ha ido perdiendo con el tiempo.
El camino no ha estado exento de retos. Uno de los mayores fue renunciar a la estabilidad de un salario fijo y enfrentar la incertidumbre de emprender. “La resiliencia es clave. Hay días buenos y otros en los que cuesta, pero si uno no sale a trabajar por su negocio, nadie lo hace”, afirma. En ese proceso, el acompañamiento de su padre ha sido determinante: “Toda su vida trabajó en esto. Me apoya, me guía y me conecta con los artesanos”.
Además del respaldo familiar, Liliana reconoce el papel que han jugado instituciones públicas como la Comisión Nacional de la Micro y Pequeña Empresa (CONAMYPESV). “Sí hay apoyo del gobierno. Conamype me brindó formación en finanzas, innovación y comercialización. Hay que buscarlo y aprovecharlo”, asegura.
Hoy, Dicotone Instagram no solo ofrece productos textiles con una propuesta moderna, sino que también genera empleo para varias familias de San Sebastián, especialmente mujeres que pueden trabajar desde sus hogares.
“El éxito no siempre está fuera del país. A veces está más cerca de lo que uno cree”, concluye Liliana, convencida de que emprender con propósito puede transformar comunidades enteras.