El reino de las pandillas instaurado luego de los mal llamados acuerdos de paz y que por más de tres décadas sangró al país, está llegando a su fin. El ambiente de seguridad que ha generado el Gobierno del Presidente Bukele ha cambiado la realidad en el territorio.
En el futbol, los pandilleros tomaban represalias contra los jugadores que portaran los números 13 y 18, pues consideraban una afrenta portar esa insignia de las dos principales pandillas que operaban en el país.
Los almacenes donde se confeccionan uniformes deportivos sacaron esos números de sus planchas de estampado, pues representaba peligro de muerte para el jugador que los portara en su dorso.
En el año 2016, Sebastian “El Loco” Abreu, fue fichado para jugar en el Santa Tecla F.C. En la conferencia de prensa, Abreu lució una camiseta con el número 13 que era el número que usaba generalmente dentro del terreno de juego. Sin embargo, tuvo que cambiarlo por el 22 ante las advertencias de los directivos.
Ayer, Alexander “El Cacho” Larín, fue presentado como jugador del Alianza F.C. y portará el número 13 en su uniforme, sin temor a ser atacado por los terroristas. La nueva realidad de seguridad en el país, permite que los salvadoreños puedan llevar su día a día sin el horror que representaban las pandillas en el territorio.