En Alemania son muchos los ciudadanos que se han relajado y actúan como si el COVID-19 ya no fuera una amenaza. Se suben a los buses y trenes, o entran a algún local sin llevar una mascarilla o tapabocas. Algunos, simplemente se olvidan de llevar una de estas protecciones al salir de sus casas.
El fin de semana pasado, en Berlín, un grupo de 20.000 personas realizó una marcha sin portar mascarillas para pedir, entre otras cosas, que el Gobierno alemán retire esta y otras medidas impuestas para frenar el avance del coronavirus. Algunos de los simpatizantes de ese movimiento estiman que se están vulnerando sus derechos con la obligación de ponerse una mascarilla, mientras que otros niegan incluso la existencia del virus.
Las autoridades miran con preocupación el incremento de nuevos casos y han decidido tomar medidas más estrictas. El Estado Federado de Renania del Norte-Westfalia fue el primero en endurecer las sanciones para quienes no lleven mascarillas en el transporte público y cobrará una multa de 150 euros.
Cualquiera que sea sorprendido sin protección de boca y nariz «tiene que bajarse en la próxima parada y pagar», afirmó Hendrik Wüst (CDU), ministro de Transporte de Renania del Norte-Westfalia. Hasta ahora, allí solo se habían cursado multas a los pasajeros que se negaban a ponerse la mascarilla luego de que se se les había pedido. En el futuro, «no habrá más discusiones largas con los que se nieguen a ponerse una mascarilla», agregó Wüst.
En otros estados federados, como en Baviera, las penalizaciones alcanzan el mismo valor que en Renania del Norte-Westfalia. En Baden-Württemberg llegan a los 250 euros, mientras que en Berlín pueden ser de hasta 500 euros. Otras regiones alemanas siguen discutiendo cuánto será el monto de la sanción.
Vía DW