Detrás de las máscaras de amor y protección, se esconde un juego oscuro: la manipulación infantil. En este tablero de la vida, los niños son las piezas más pequeñas, movidas a voluntad por adultos que buscan obtener beneficios económicos y personales.
Imagina ser un niño de cinco años, jugando en el parque, sin preocupaciones. De repente, el mundo se desmorona. Tu madre te dice que has sido víctima de un terrible abuso. Te someten a exámenes, a terapias, a un mundo de dolor y confusión. Pero los resultados son claros: no hay ninguna prueba que corrobore las acusaciones. Sin embargo, tu madre insiste, te repite la historia una y otra vez, hasta que comienzas a dudar de tu propia realidad.
¿Cómo crecerías después de vivir una experiencia así? ¿Cómo confiarías en alguien? ¿Sería justo que tu vida se viera marcada por una mentira tan cruel?
Esta es la realidad que enfrentan muchos niños en nuestro país, víctimas de un juego perverso: la simulación de delitos en el ámbito familiar. Padres que, movidos por la venganza, el interés económico o el deseo de dañar la reputación de su expareja, acusan falsamente a sus hijos de abusos, con el objetivo de obtener ventajas en procesos de divorcio y custodia.
El arma de la acusación falsa
Edgardo, un padre de familia, vivió esta pesadilla en carne propia. Fue acusado falsamente de violencia intrafamiliar por su exesposa, quien construyó una historia de abusos para obtener la custodia de sus hijos. Esta situación no solo lo afectó emocionalmente, sino que también lo dejó al margen de la vida de sus pequeños.
La psicóloga Vilma Gutiérrez explica que la manipulación infantil en estos casos puede generar traumas profundos y dificultar el desarrollo emocional de los menores. «El niño se ve atrapado en una situación que no comprende, y esto puede generar sentimientos de culpa, confusión y desconfianza», afirma la especialista.
Las autoridades se enfrentan a un gran desafío al tratar de determinar la veracidad de estas acusaciones, especialmente cuando se trata de testimonios de niños pequeños. Algunos abogados aseguran que a veces ni siquiera se cuenta con una investigación responsable o robusta, suele haber deficiencia probatoria y sin embargo, con todas esas falencias le pueden destruir fácilmente la vida a los menores y al padre de estos.
Muchas veces existen investigaciones formales que contrastan o evidencias que no hay abuso y aun así la victimaria continua impulsando la acusación.
Ante esta situación, expertos jurídicos han propuesto reformas legales para combatir la simulación de delitos. Se busca establecer protocolos más estrictos para investigar estas acusaciones y garantizar que los niños estén protegidos de cualquier tipo de manipulación.
Alfredo Antonio, otro padre afectado por una falsa acusación, recuerda el momento en que su exesposa lo denunció por secuestro. «Fue un golpe bajo, me afectó emocionalmente y el proceso legal utilizó esta acción para perjudicarme», relata.
Enrique, por su parte, vivió la angustia de ver cómo su expareja se llevaba a sus hijos al extranjero sin su consentimiento. «No solo se vulnera el derecho de los padres a tener contacto con sus hijos, sino también el derecho de los niños a estar con ambos progenitores», afirma.
La simulación de delitos tiene consecuencias devastadoras para todas las partes involucradas. Los niños crecen con heridas emocionales que pueden marcarlos de por vida.
Los padres acusados injustamente ven cómo se destruye su reputación y su relación con sus hijos. Y el sistema judicial se ve sobrecargado por casos que podrían haberse evitado.
Es fundamental que como sociedad tomemos conciencia de esta problemática y trabajemos juntos para prevenirla. La educación, la sensibilización y la mejora de los protocolos legales son claves para proteger a los niños y garantizar la justicia para todos.
Ante esto surgen las siguientes dudas:
- ¿Cómo podemos proteger a los niños de la manipulación de sus padres?
- ¿Qué medidas deben tomar las autoridades para combatir la simulación de delitos?
- ¿Cómo podemos ayudar a las familias afectadas por esta problemática?
La mentira que destruye familias es un problema real y urgente que requiere una solución integral. Solo trabajando juntos podemos construir un futuro más justo y seguro para nuestros niños.
Redacción: Qué Pasa SV.