Los habitantes de las comunidades en donde el Gobierno implementó cercos de seguridad para extraer a los pandilleros, algunos dedicados al narcomenudeo, han comenzado una nueva vida, lejos de la zozobra, la muerte y las amenazas en que durante varias décadas los mantuvieron estos grupos terroristas.
Dentro de la Fase 5 del Plan Control Territorial y del Régimen de Excepción, miles de soldados y policías mantienen cercado el municipio de Soyapango y las comunidades Tutunichapa y La Granjita, en San Salvador.
El Presidente Bukele ha destacado los logros obtenidos en la comunidad Tutunichapa 1 desde la implementación del cerco de seguridad, ya que ésta poco a poco comienza a retomar su desarrollo normal en beneficio de sus habitantes.
Las operaciones de las fuerzas de seguridad en la comunidad Tutunichapa 1 han dejado cientos de arrestos, el decomiso de dinero en efectivo, armas y drogas.
El Ministerio de Obras Públicas eliminó túmulos que los mismos pandilleros habían construido para vigilar el paso de los vehículos que transitaban por esa zona. La municipalidad capitalina también desmanteló champas usadas por los criminales para vender drogas.
Los cercos en Soyapango han dejado alrededor de 800 pandilleros capturados y en la comunidad La Granjita al menos medio centenar de esos terroristas han sido detenidos. Ahora el control territorial lo ejerce el Estado y no los criminales.