Recientemente, el Presidente de la República, Nayib Bukele, realizó una visita oficial a Argentina, donde sus declaraciones sobre la delincuencia y el perdón resonaron en las redes sociales y en el ámbito político. En particular, su afirmación de que “los delincuentes en la tierra tienen que estar en prisión” ha generado un intenso debate sobre la naturaleza de la justicia y el perdón en el contexto salvadoreño.
La referencia bíblica que se puede hacer en este contexto es significativa. En el pasaje en el que Jesús se encuentra en la cruz, uno de los delincuentes a su lado se arrepiente y le pide que no lo olvide en el paraíso. Esta historia ilustra la complejidad del perdón, sugiriendo que el arrepentimiento puede abrir la puerta a la redención. Sin embargo, el mensaje del Presidente Bukele parece ser claro: en la tierra, los delincuentes deben enfrentar las consecuencias de sus acciones, independientemente de su arrepentimiento.
Esta postura de “cero tolerancia” hacia la delincuencia ha sido apoyada por muchos salvadoreños que han sufrido el impacto devastador de la violencia. Para ellos, la política de seguridad del Plan Control Territorial representa una respuesta necesaria y urgente a un problema que ha dejado un rastro de luto y dolor en miles de familias.
Los resultados de seguridad, indican que esta estrategia ha logrado reducir la criminalidad y restaurar un sentido de paz en las miles de familias que han sufrido el flagelo de la pandillas.
La declaración del Presidente Bukele, es comprensible en el sentido que toda agresión a los salvadoreños debe ser castigada, al igual que los delitos menores, ya que esta desencadena un irrespeto no solo a la justicia, sino que también daña la paz y la tranquilidad de todos.
Ahora el país, avanza hacia una cultura de paz, de prosperidad que devuelve a los salvadoreños la tan anhelada libertad. Ahora estamos creciendo en la educación, la cultura y la principal apuesta la economía que abrirá sin duda un universo de posibilidades de buscar otros horizontes y convertirnos en un país con más desarrollo.
La política de “cero tolerancia” del Presidente Bukele ha traído consigo un alivio para muchos salvadoreños que anhelan vivir sin miedo.