Para nadie es un secreto la atomización política que la oposición está sufriendo en nuestro país, desde que el presidente Nayib Bukele ganó la presidencia un apoyo ciudadano le está sumando un caudal político considerable que le brinda solidez a su gobierno.
La oposición al verse imposibilitada con estrategias viables y que puedan colocarlos nuevamente en la palestra política con posibilidades de victoria, han recurrido a una muy visible, la cual les está trayendo aún mas el repudio de la población salvadoreña.
Las comisiones para interpelar a funcionarios de gobierno han sido la plana a seguir por la oposición política y donde vemos básicamente los mismos rostros de diputados que despotrican recurrentemente contra toda iniciativa gubernamental. Estas interpelaciones iniciaron en febrero cuando sentaron en el banquillo a la exministra de salud , Ana Orellana Bendek, con respecto a la crisis de agua que hubo en el Área Metropolitana de San Salvador, en Enero pasado. Los diputados de ARENA y el FMLN la acusaron de incapaz y que debería renunciar.
Luego siguió el ministro de defensa René Merino Monroy quien fue interpelado por la incursión de soldados en el recinto legislativo el 9 de Febrero pasado. Por lo cual la Asamblea recomendó al presidente de la República, Nayib Bukele que era “ineludible y necesaria” la destitución de Merino Monroy de su cargo.
Posteriormente a ello hemos visto comisiones para fiscalizar al ministro de hacienda Alejandro Zelaya y al ministro de salud Francisco Alabí, en temas referentes a la pandemia. Estos funcionarios al negarse a asistir fueron requeridos ser llevados por apremio al director de la PNC Mauricio Arriaza Chicas; quien al negarse a realizar este procedimiento ahora se ha creado una comisión política para su desafuero y posterior judicialización, por haber desobedecido dicha orden.
Estas comisiones están respaldadas constitucionalmente, pero mi análisis lo quiero puntualizar en el efecto político negativo que estas están trayendo a la oposición política, que se encuentra divagando en un desierto donde la brújula que los encamine nuevamente a congraciarse con la población, parece estar soterrada profundamente.
En la encuesta de la Universidad Francisco Gavidia, evidencia el rechazo de la población frente a los partidos tradicionales en la Asamblea Legislativa. El partido Nuevas Ideas, quien se posiciona en 48%, cuando el resto de partidos políticos ni siquiera alcanza el 10%, de acuerdo con la proyección estadística de la encuesta, ARENA y FMLN apenas lograrían de 5 a 6 diputados en el parlamento cada uno.
Un pasado de corrupción de los partidos tradicionales, una falta de renovación en sus liderazgos políticos y un entrampamiento constante al gobierno central les ha impedido mejorar sus números electorales. Las comisiones políticas de interpelación también les suman un desprestigio y desgaste del cual no saben darle lectura para contrarrestar el hartazgo de la población salvadoreña.
Se viene una nueva configuración política en la asamblea legislativa y a nivel de alcaldías donde según las encuestas el partido Nuevas ideas se convertirá en la primera fuerza política, muy distante de sus rivales quienes deben de luchar por no seguir en el descalabro político en el que se encuentran y buscar la forma de recobrar la competitividad electoral que en un pasado tuvieron.
Luis Contreras, Analista Político y Consultor Internacional.