El Congreso del partido único cubano confirmó al presidente, de 60 años, quien será el primer civil al frente del movimiento.
El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, reemplazó a Raúl Castro como primer secretario del Partido Comunista de Cuba este lunes, en el cuarto y último día del VIII Congreso de la formación política.
“Electo Miguel Diaz-Canel Bermudez, Primer Secretario del Comite Central del Partido Comunista de #Cuba en el #8voCongresoPCC”, anunció el partido en su cuenta de Twitter al término de la elección de los delegados de esta organización política.
En la presidencia del país desde 2018, Díaz-Canel tomará así las riendas del poder absoluto del país, como en su día lo tuvieron Fidel, fallecido en 2016, y Raúl, y se convertiría además en el primer civil que dirigirá el partido, en el que ha desarrollado toda su carrera.
La salida de Castro, a los 89 años, marca también la jubilación de otros miembros de la “vieja guardia” del Partido, como se conoce en la isla a los combatientes que hicieron la revolución de 1959, incluido el “comandante de la revolución” Ramiro Valdés, de 88 años.
Castro entregará la estafeta a una nueva generación encabezada por el presidente Díaz-Canel, de 60 años.
El relevo del liderazgo histórico en el Partido, aunque muy simbólico en un país donde la inmensa mayoría de los habitantes sólo ha conocido la dirigencia de los hermanos Fidel y Raúl Castro, no supone un cambio en la línea política de la isla, uno de los cinco últimos países comunistas del mundo.
Un total de 300 delegados provenientes de toda la isla, en representación de 700.000 militantes, votaron el domingo de manera directa y secreta para elegir al Comité Central, integrado por 114 miembros. El nuevo comité anunciará este lunes la conformación del Buró Político, actualmente de 17 integrantes, y la cúpula del partido.
Entre muchos cubanos hay un cansancio por la escasez y las largas filas para abastecerse. El país importa el 80% de lo que consume. El régimen, acosado en los últimos cuatro años por el endurecimiento de sanciones desde Washington, continúa teniendo entre sus prioridades el combate ideológico.
“La existencia en Cuba de un único partido ha estado y estará siempre en el foco de las campañas del enemigo”, dijo Castro en su discurso. “Esta unidad debe cuidarse con celo y jamás aceptar la división entre revolucionarios bajo falsos pretextos de mayor democracia”, añadió.