Las arenas de la icónica playa de Copacabana de Río de Janeiro amanecieron este jueves con un centenar de fosas rasas que fueron abiertas para rendir tributo a las casi 40.000 víctimas fatales dejadas por el coronavirus en Brasil, así como para cobrar medidas más eficaces de combate a la pandemia.
En una protesta organizada por la ONG Río de Paz, vinculada a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), manifestantes cuestionaron también la postura del Gobierno del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, uno de los más escépticos sobre la gravedad, en medio de la gestión de la pandemia, que ya deja 39.680 muertos y casi 780.000 infectados en el país.