El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aterrizó este miércoles en el castillo de Windsor a bordo del helicóptero Marine One, acompañado de su esposa Melania. A las 12h15 (11h15 GMT), el mandatario fue recibido por los reyes de Inglaterra y los príncipes de Gales en lo que se considera una de las ceremonias más solemnes organizadas en honor a un jefe de Estado extranjero en los últimos años.
Trump se convierte en el único presidente estadounidense que realiza una segunda visita oficial al Reino Unido, tras su primera gira de Estado en 2019. Sin embargo, a diferencia de aquella ocasión, el programa de este viaje se desarrollará a puerta cerrada, sin acceso al público, en un contexto marcado por su impopularidad en suelo británico.
Fuentes diplomáticas señalan que, pese a la naturaleza privada de los actos, la magnitud de la ceremonia inicial en Windsor refleja el interés del Gobierno británico por reafirmar la alianza histórica entre ambos países. El Reino Unido busca proyectar estabilidad en su relación transatlántica tras los desafíos de la pos-Brexit y frente a un panorama internacional de tensiones comerciales y de seguridad.
Durante su estadía, Trump sostendrá reuniones con el primer ministro británico y se espera que aborde temas sensibles como el comercio bilateral, la cooperación en materia de defensa y las posturas comunes frente a la guerra en Ucrania y a la creciente influencia de China en el escenario global. También está previsto un encuentro con empresarios británicos y estadounidenses, aunque sin cobertura pública.
La decisión de mantener la agenda alejada de las multitudes responde, según analistas, a evitar manifestaciones similares a las registradas en 2019, cuando miles de personas protestaron en Londres contra su visita. No obstante, su presencia en Windsor reafirma el estatus de Estados Unidos como socio estratégico y la relevancia simbólica que la monarquía británica otorga a estas visitas de Estado.