Rosario Murillo, vicepresidenta de Nicaragua y esposa del dictador Daniel Ortega, anunció que los restos de Mauricio Funes, prófugo de la justicia salvadoreña, serán incinerados. Según Murillo, el hermano Presidente Ortega y los familiares de Funes resguardarán su urna funeraria para realizar rituales en privado.
Funes, asilado en Nicaragua desde 2016 para evadir las condenas en su contra, falleció el 21 de enero a las 9:35 p.m. debido a complicaciones de salud, según el Ministerio de Salud de Nicaragua, que lo identificó como «nicaragüense».
El expresidente salvadoreño acumulaba dos condenas que sumaban 20 años de prisión por corrupción, desvío de fondos públicos y pactos con pandillas, entre otros delitos. Durante su gestión, Funes desvió $351.02 millones del erario, contradiciendo las promesas de ética y justicia que proclamó en su toma de posesión.
La dictadura Ortega-Murillo, que protegió a Funes para evitar su extradición, ahora se encargará de los homenajes y rituales funerarios de quien simbolizó las promesas incumplidas y los abusos de poder.