Por: Alex Lobato.
El gran rechazo que los salvadoreños sienten hacia los partidos tradicionales, principalmente ARENA y FMLN, es comprensible y justificado. Estos partidos han demostrado una falta de ética y compromiso con el país, lo cual ha generado un profundo descontento en la población.
Los actos de corrupción que se han descubierto entre ambos partidos son innumerables. Aunque no se conoce con certeza la cifra exacta, se estima que asciende a miles de millones de dólares. Es evidente que se han aprovechado de su posición de poder para enriquecerse, dejando de lado las necesidades y los intereses de los salvadoreños.
Es lamentable que aquellos que deberían ser los representantes del pueblo hayan perdido toda credibilidad. Han traicionado la confianza de la ciudadanía y han demostrado que su único interés es recuperar sus privilegios y continuar con sus prácticas corruptas.
En contraste, el presidente Nayib Bukele ha mostrado una verdadera forma de gobernar, poniendo en primer lugar el bienestar de la gente. Su enfoque en la seguridad ha sido especialmente destacado, logrando que El Salvador registre más de 400 días sin homicidios, algo sin precedentes en la historia del país.
La confianza y el apoyo que la población ha depositado en el Presidente Bukele es evidente. Su forma de gobierno ha generado esperanza y optimismo en un país que ha sido golpeado por la corrupción y la violencia durante décadas. La reelección del presidente es casi segura, ya que los salvadoreños confían en su liderazgo y en las acciones que ha tomado en beneficio de todos.
A diferencia, los partidos tradicionales, como ARENA y FMLN, han perdido completamente la conexión con la población. Su credibilidad está reducida a nada y su base de seguidores se limita a aquellos que tienen intereses personales comprometidos con ellos.
Es hora de dejar atrás a los partidos tradicionales y buscar alternativas políticas como la del Presidente Bukele, que realmente representen los intereses y necesidades de los salvadoreños. La población ha demostrado su rechazo a la corrupción y su deseo de un cambio real. Es necesario construir un futuro en el que los políticos sean responsables y estén comprometidos con el bienestar de la nación.
Además, este fin de semana se llevaron a cabo las elecciones internas de los otros partidos políticos, y los resultados reflejaron una vez más el rechazo de la población hacia ellos. Los partidos que pretendían resurgir o buscar volver al poder fueron recibidos con indiferencia por parte de los salvadoreños.
Esto demuestra que el descontento no se limita solo a ARENA y FMLN, sino que abarca a toda la clase política tradicional. Los ciudadanos ya no confían en estos partidos y están buscando alternativas frescas y nuevas que realmente representen sus intereses.
Es evidente que la población está cansada de las mismas caras y las mismas prácticas corruptas. Quieren un cambio real y genuino en la política salvadoreña, y están dispuestos a apoyar a aquellos líderes que demuestren un compromiso genuino con el bienestar del país y de su gente.
Es hora de que los partidos políticos tradicionales tomen nota de esta realidad.
El mensaje de la población es claro: ya no queremos más de lo mismo. Es momento de seguir construyendo una nueva política, basada en la transparencia, la honestidad y el verdadero compromiso con el desarrollo de El Salvador. Los partidos políticos deben entender que su supervivencia depende de su capacidad para adaptarse a las necesidades y aspiraciones de la población.